Escuché tu alegría

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Pasaba el mediodía y algo escribía,
pero ya no recuerdo bien lo que hacía.
Afuera había voces
y algo extraño que yo sólo fingía.
Afuera se escuchaban risas.

Me dolía el pecho,
el clima gélido y el vestido
tal vez daño me habían hecho.
Para esa hora ya llevaba abrigo,
así que me levanté con sigilo.

Ya te había visto,
aunque no nos habíamos conocido.
Compartimos unos minutos en el pasado,
pero quería saber cómo se sentía reír tras haber llorado.

Escuché tu alegría y abandoné mi silla,
caminé hasta donde me guiaba tu risa
y parecía que el infierno era sólo un cuento.
Cuando me miraste, nada pareció eterno.

Me instaste a acercarme y un chiste contaste.
Fui una boba cuando no entendí nada de lo que relataste.
Relájate, susurraste.
Entonces me atrapaste.

Escuché tu alegría y me supe perdida
porque deseaba saber cómo se sentía.

Cenizas y destellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora