Te grité decenas de veces,
pero no te inmutabas con mis estupideces.
Parecía que yo desconocía la manera de vivir
y tú poseías todas las formas de existir.
El orbe sobre el cual giraba se desplomó
y mientras estaba recostada en el abismo adoquinado
al que alguien más me había guiado,
tú apareciste sonriente,
demasiado risueño
y tan contrastante con mi abúlico empeño.
No evoco si te lo dije,
pero tienes la sonrisa más bonita
que he visto en esta descolorida jungla finita.
Te acercaste a mí sin importarte la suciedad que poseía
y le otorgaste un abrazo a una insulsa desconocida.
Tienes la sonrisa más bonita que pude ver en ese averno
y es un caudal con tanto brío que ya no duermo.
Tienes la sonrisa más bonita que alguien me ha dedicado,
se parece al roce mágico de un ángel a un demonio desgraciado.
Tienes la sonrisa más bonita que en esta época he contemplado,
pero es la clase de gesto que nunca puede ser domado.
Aunque desde abajo todo se ve demasiado lejano,
por un segundo me hiciste sentir que nada era en vano.
Fue como si todo encajara en las coordenadas que había olvidado.
Lamentablemente también contigo me equivoqué.
No existe nada para que tú puedas remediarlo,
todo se ha fracturado y yo misma lo provoqué.
Tienes la sonrisa más bonita y es una pena que no la corresponda,
pero estoy llena de aflicciones tan grotescas
que las líneas rojizas de mi piel
difieren con tu sonrisa redonda.
Tienes la sonrisa más bonita
que me hice experta en geometría
únicamente para contemplar los hoyuelos en tus mejillas.
Tienes la sonrisa más bonita que he destruido
y por eso me detesto,
porque conocerme te ha herido.
Esa sonrisa conmigo no puede conservarse.
Sigo en el fondo,
por si lo pasaste por alto.
Tú insistes en que suba y lo intente nuevamente,
pero yo deseo descansar un rato.
Me he fatigado tanto
que tu insistencia para mí es una afrenta.
Déjame un momento para mí misma
y date cuenta que tu sonrisa
no es la medicina
para la niñita que a los demás imita.
Pero eso no evita que tengas la sonrisa más bonita.
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Cenizas y destellos
Poesia«Algunas personas están hechas de destellos. Otras, de cenizas y, después él y yo, que fuimos fuego». Algunas personas son alegres, capaces de compartir ese brillo con quienes los rodean. Otros, son melancolía pura. Dañan la vista, les piden qu...
