Capítulo 47

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Dasha

Desperté a las ocho de la mañana.

Ignorando el dolor de cabeza que había aparecido por la borrachera de ayer, aunque había desaparecido de golpe al ver a Damien, me vestí con unos leggins y una sudadera y salí con la intención de bajar a desayunar para que después Yashira me llevara con la chicas que bailarían esa noche.

Cuando salí Damien no estaba.

Miré por todos lados pero nada.

Suspirando y pasando de él me encaminé a bajar. Ya aparecería y si no tampoco pasaba nada, pasaba de estar discutiendo con él y menos con aquella jaqueca.

Kamal me llevó hasta el comedor, está vez no estaba vacío, al contrario, estaba lleno de gente vestida elegantemente con platos llenos de comida y camareros yendo hacia todos lados, haciendo que me sintiera totalmente fuera de lugar por mi vestimenta.

Kamal no paró y me guio hasta una puerta custodiada por dos guardias más.

Cuando me la abrieron un comedor privado apareció ante mí, era un poco más pequeño que el principal pero igualmente seguía siendo muy grande.

Para mi sorpresa cuando pasé Yashira no estaba sola. En la mesa del centro sentados junto a ella estaban Hasan y Damien manteniendo una conversación que a juzgar por sus expresiones parecía ser seria.

Fulminando con la mirada a Damien, aunque él no se hubiese dado cuenta, me dirigí hacia ellos y me senté al lado de Yashira, justo enfrente suya.

—Buenos días—saludé mirando seriamente a Damien quien me devolvió la mirada del mismo modo.

Yashira y Hasan saludaron. mas Damien no se dignó a hacerlo.

—¿De qué hablabais?—pregunté sirviéndome fruta en el plato.

—De la nueva distribución de nuestros hombres para esta noche—contestó Hasan—. Damien se ha... ofrecido a traer más hombres, cuanto más seguridad haya mejor.

Miré a Damien entornando los ojos. Ese "ofrecido" quería decir que no había dejado lugar a replicas y que esos hombres iban a entrar para vigilar fuera como fuese.

—Me han comentado el plan—dijo Damien—. Te vas a acercar mucho a él así que habrá más agentes en la sala y yo estaré por la barra sin que me puedan ver.

Rodé los ojos.

—¿Por qué no me llevas de la mano ya de paso?—inquirí molesta.

No podía venir así como así e intentar cambiar las cosas.

¿Que me daba más seguridad que él estuviera en la misma sala cuando me iba a enfrentar a mi amenaza? Sí, pero eso no quitaba que me fastidiara que siempre quisiera tomar el control y hacer lo que le pareciera.

Además, aquella sensación no me gustaba porque me hacía dependiente de algún modo.

—Lo ha sugerido pero le he dicho que sería demasiado obvio—intervino Yashira en un intento de quitar algo de la tensión que se había formado.

Ninguno nos reímos, ni siquiera despegamos nuestros ojos de ambos.

—Bueno—dijo Yashira después de unos momentos—, creo que ya va siendo hora de que te presente a las chicas.

Asentí por las ganas que tenía de salir de allí cuanto antes.

Una vez fuera del comedor, mientras andábamos por uno de los pasillos Yahira atacó con sus preguntas.

La Rusalka RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora