Mi nombre es Dasha, Dasha Vólkova aunque todos me conocen como la Rusalka roja. En Rusia una rusalka es una ninfa de doble existencia, acuática y forestal, que cuando ve a un hombre lo hechiza con su dulce voz y lo lleva al fondo del lago hasta ahog...
Pensaba que solo me quería a mí. Mason nos había declarado la guerra al haber secuestrado a mi madre y le íbamos a responder, claro que lo íbamos a hacer. Ni siquiera podía pensar lo que mi pobre madre podía estar pasando, estaba enferma de cáncer y si no seguía su tratamiento moriría. En mi cabeza solo cabía una cosa: rescatarla y matar a Mason.
—Tenemos que ir a por ella—dije dando un golpe en la mesa del despacho. Todos estábamos allí reunidos, Damien, mi padre, nuestros agentes de seguridad y yo.
—Su mensaje ha sido claro—dijo Nicolay—. No nos podemos arriesgar, tiene información importante sobre el negocio y además mataría a la señora Volkóva.
Nos había amenazado diciendo que si intentábamos cualquier rescate o intervención publicaría documentos con información crucial sobre nuestro negocio, como la venta de misiles a varios jeques importantes o incluso al mismísimo presidente. Si eso llegaba a salir a la luz estábamos acabados, los medios se nos echarían encima y perderíamos muchos clientes por miedo a ser descubiertos. También había amenazado con matar a mi madre así que estábamos atados de pies y manos.
Me volví a sentar.
—Entonces ¿qué hacemos?—pregunté.
—Debemos esperar—dijo mi padre intentando calmarme—. De momento el contrato con Igor Ivanov sigue en pie, no podemos dejar que Mason nos controle, significaría muestra de debilidad, así que las próximas negociaciones y la fiesta anual siguen en pie.
Asentí con la cabeza. Tenía razón, si lo cancelábamos todo le estábamos dando poder y eso era justamente lo que él quería. Por suerte la herida de mi pierna se iba curando y de cara a la negociación no la tendría tan mal como en un principio.
La fiesta a la que mi padre se refería era una fiesta que dábamos todos los años a la que invitábamos a clientes y gente muy importante de Europa y de Rusia para consolidar las relaciones. La fiesta se había convertido en una tradición, era uno de los eventos más importantes del año para nuestra familia y negocio, no la podíamos cancelar porque mucha gente comenzaría a hacer preguntas y en ese momento debíamos llevar máxima discreción.
Decidimos quedarnos a la espera de nuevos mensajes de Mason.
Después de la reunión Damien y yo bajamos al gimnasio para retomar nuestros entrenamientos diarios, ambos teníamos heridas, pero estas eran superficiales y las podíamos aguantar perfectamente. Ninguno habíamos hablado de lo del bosque y notaba algo de tensión entre nosotros.
—¡Vamos!—me gritó. Salí corriendo hacia él con todo la rabia del mundo, sus ojos estaban furiosos porque habíamos tenido una discusión al no haberme dejado dirigir la sesión de ese día. De un salto lo tiré al suelo y lo atrapé por debajo de mi cuerpo, su respiración era más pesada que la mía y nuestros ojos se miraban retantes, sus labios se abrieron para decirme algo, pero mi móvil comenzó a sonar, interrumpiéndolo.
—¿No lo coges?—preguntó al ver que me había quedado embelesada mirando sus gruesos labios con ese color rojizo que me moría por volver a probar. Su voz me devolvió a la realidad, me separé de él y me dirigí a uno de los bancos para coger mi móvil.
—¿Sí?—pregunté al descolgar.
—Hola, Dasha.—La voz de Mason sonó al otro lado. Damien vio como mi rostro cambiaba completamente y se acercó a mí haciéndome gestos con la mano para que le dijera quien era. Pasé de él y me dirigí a los cristales que dejaban ver la piscina interior del otro lado.
—¿Y mi madre?—dije con tono duro.
—Increíble tu triunfal salida del hospital—dijo, sarcástico—. Pero tranquila, estoy reservando los misiles que me vendiste para otra ocasión más importante. Por cierto, ya veo que tienes nuevo compañero.
—Eso no es asunto tuyo.
—Ahora mismo creo que todo lo que tenga que ver con tu vida es asunto mío.
—¿Qué coño quieres, Mason?
—Que tu padre me devuelva mi ruta, aparte de varias comisiones por las molestias.
—¿A qué te refieres con comisiones?
No iba a dejarnos libres a cambio de una ruta, la gente como él era peligrosa y ambiciosa, claro que, yo también era como él, así que ambos debíamos de tener cuidado al mover nuestras fichas.
—El control de varias de vuestras rutas y una parte del negocio, claro.
—Ni hablar.—Controlábamos toda Europa y Rusia, ni loca pensaba aceptar ese trato.
—Tengo a tu madre—me recordó—. Todavía no he empezado con las torturas, pero podría hacerlo.
Mi estómago se encogió en un nudo al oír eso.
—Como le toques un pelo...
—Te propongo una tregua—dijo cortándome—. Una reunión, para hablar las cosas, y así compruebas que tu madre sigue viva, si llega ha aguantar.
Apreté mi mano libre en un puño conteniendo toda la rabia.
—Te doy una hora para hablarlo con tu papi.—Después colgó.
Respiré hondo varias veces para calmarme. Cuando me giré Damien estaba detrás de mí observando expectante.
—Era Mason.—Lo rodeé. Su brazo me paró justo cuando iba a salir, me miraba serio y con un tono de alarma en los ojos—. Quiere una reunión.
Sus ojos se abrieron ligeramente aunque apenas se le notó, de un tirón me libré de su brazo y subí al despacho de mi padre.
—Me ha llamado.—Mi padre estaba hablando con Nicolay, Damien entró detrás de mí y todos me prestaron atención—. Mason quiere reunirse conmigo.
Después de explicarles todo mi teléfono volvió a soñar. Contesté y lo puse en manos libres.
—¿Y bien?—preguntó Mason. Los tres se pusieron tensos, miré a mi padre que asintió con la cabeza.
—Está bien—contesté.
—Me alegra saberlo. Tengo entendido que dentro de una semana tienes una negación con Igor Ivanov en el teatro Mariinski.
¿Cómo sabía aquello?
Miré a mi padre confundida, pero solo pude encontrar la misma duda en su rostro.
—Quedamos allí para nuestra reunión.
Colgó.
—¿Cómo demonios sabe esto?—Damien dio un golpe en la mesa.
—Cuando se coló en nuestro sistema pudo ver todos los planes que teníamos—dijo Nicolay con pesar.
—Lo haremos—les dije—. Negociaremos con Igor y en la fiesta de después de la obra nos reuniremos con Mason.
Mi padre me lanzó una mirada de desaprobación.
—Llevaremos hombres—me dirigí a Nicolay—. Pero de incógnito.
Damien y yo intercambiamos miradas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.