Capítulo 21

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Damien

Durante mis servicios para el gobierno había vivido varios secuestros, claro que solo solían durar unas semanas y no meses como este. Llevaba demasiado tiempo encerrado pero apenas era algo que me afectase gracias a mi formación, excepto una cosa... Dasha. Ella nunca había vivido algo así, sabía que era fuerte pero tan solo con imaginar las cosas que le estaría haciendo el enfermo de Mason me volvía loco. 

Las pocas veces que había entrado y se había puesto a hablarme sobre ella había perdido los papeles, no podía soportar pensar que le había puesto los dedos encima, que la había tocado y cosas mucho peores.,, Había veces que llegaba con heridas y moratones en la cara y no me cabía duda de que había sido ella la que los había hecho, al menos me tranquilizaba y me permitía sonreír al imaginármela partiéndole la cara.

Conocía a Ivan lo bastante bien como para saber que seguía negociando y que no pararía hasta sacarnos de allí. Mason nos tenía escondidos muy en lo profundo de Rusia para que nadie pudiera encontrarnos y lo había hecho bien... Estaba seguro de que el padre de Dasha estaba removiendo cielo y tierra para poder encontrarnos, ella era muy importante para él, su tesoro más preciado como me había dicho y por eso me había puesto a mí a cargo de protegerla y ayudarla. 

Nunca pensé que después de lo ocurrido en mi pasado podría volver a sentir, Dasha había roto con todos mis esquemas, era desobediente, testaruda, terca... Pero ambos teníamos una conexión especial y los dos lo sabíamos.

Había intentado escapar infinitas veces, tenía memorizados los pasillos, turnos de los guardias, cámaras, etc. Me habían acabado cogiendo porque siempre me desviaba para buscarla, había abierto e inspeccionado infinidad de salas pero nunca la encontraba. Me había jurado a mí mismo que no me iría de allí sin ella y yo nunca incumplía mis promesas.

La puerta de la habitación se abrió y Mason entró, algo me dijo que no iba a ser como el resto de las veces, había algo en el ambiente fuera de lo normal y a él se le veía especialmente nervioso.

—Tengo una sorpresa.—Se frotó las manos e inmediatamente eliminó cualquier signo de debilidad que hubiera amenazado con pasar por su rostro.

Me removí entre las cadenas que me sujetaban a la pared, la última sorpresa resultó ser una máquina de tortura con la que casi me mata.

—Pasa.

Uno de los guardias abrió la puerta y la persona en la que tanto había estado pensando apareció por ella. Entró con paso vacilante y se paró en seco al verme, ni siquiera me importó el estado en el que me encontraba porque mis ojos se iluminaron cuando al fin después de tanto tiempo la vi. Estaba ahí, era ella, Dasha. Estaba muchísimo más delgada y su rostro estaba especialmente magullado, tenía signos de haber sido golpeado pero no tan recientemente como lo estaba el mío. Me miraba con tristeza y lamento, tenía heridas por todo el cuerpo que seguían sangrando pero todo ese dolor que hace nada sentía se había evaporado al tenerla delante, por lo menos sabía que estaba bien.

Su mirada se veía perdida, como si en aquel momento se hubiera ido a otro lugar. Cuando Mason se movió volvió en sí y entonces su rostro cambió totalmente, todas sus facciones se endurecieron como nunca lo habían hecho y su mirada se volvió fría y distante.

—Aquí lo tienes—dijo Mason con un tono de orgullo al ver como me estaba mirando. Ella se acercó unos pasos—. Ha estado sufriendo, lo puedes comprobar por ti misma.

Lo miró y una sonrisa se formó en sus labios, la confusión y la incertidumbre me invadieron.

Giró su cabeza para, esta vez mirarme directamente a los ojos.

La Rusalka RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora