Mi nombre es Dasha, Dasha Vólkova aunque todos me conocen como la Rusalka roja. En Rusia una rusalka es una ninfa de doble existencia, acuática y forestal, que cuando ve a un hombre lo hechiza con su dulce voz y lo lleva al fondo del lago hasta ahog...
Mi nombre es Dasha, Dasha Vólkova, aunque todos me conocen como la Rusalka Roja. En Rusia una rusalka es una ninfa de doble existencia, acuática y forestal, que cuando ve a un hombre lo hechiza con su dulce voz y lo lleva al fondo del lago hasta ahogarlo. Cuando el sol me da directamente en los ojos, estos cambian de color pareciendo ser rojos, aunque en realidad son marrón miel, de ahí lo de roja. Mi padre, Ivan Vólkov, es el hombre más poderoso de Rusia, yo soy su mano derecha, desde que tengo uso de razón lo he sido. A una muy temprana edad comencé a entrenarme con un único objetivo: participar en sus negocios.
Ivan Vólkov es uno de los mayores traficantes de armas del mundo: misiles, bombas, tanques, torpedos, bombarderos, rifles y pistolas de última generación, etc. Aunque en contadas ocasiones ha traficado con cuadros u objetos que habían sido sacados de los museos. En el día a día cierra contratos con ministros, presidentes o jeques que le pagan millones por conseguirles las mejores armas del mercado negro y ahí es donde entro yo, soy la encargada de negociar y cerrar los contratos. No se equivoquen, nosotros estudiamos bien a nuestros clientes y sabemos el fin con el que van a utilizar las armas, jamás les vendemos armas a terroristas.
Tengo una hermana unos años más pequeña, Irina Vólkova, sabe a lo que nos dedicamos pero nunca ha participado o sido metida en ninguno de nuestros negocios, mi madre no quiso. Irina es todo lo contrario a mí, ella ha sacado el pelo rubio de mi padre y los ojos azules de mi madre, tan solo tiene quince años y es la niña más alegre que he visto en mi vida, siempre está riendo e intentando sacar una sonrisa de los demás.
En cuanto a mi aspecto físico siempre me he parecido más a mi madre, he sacado su pelo liso como una tabla y negro como el carbón y nuestras facciones son muy parecidas, aunque si entramos en personalidad soy más como mi padre: seria, precisa, fría y calculadora, en este negocio cualquier muestra de humanidad te desbanca del trono. Empecé con dieciséis años, cuando me presentaba a las reuniones nunca me tomaban en serio, simplemente veían a una niña y se reían de mí, unos años después ya me había labrado mi reputación y ganado el nombre de "la Rusalka Roja". A mis veinte años ya era una de las mujeres más respetadas y poderosas de Rusia, ni siquiera imaginaba que las cosas se torcerían tan rápido y que tendría que enfrentarme al mismísimo diablo para poder salir del infierno.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
