Toda la noche tejí una fuerte y profunda conexión con el escusado, expulsando casi lo que fue de mi alma en él. Ni siquiera supe cuando pesque el sueño.
El suelo no se ablando en ningún momento, no tuvo compasión de mí. Entreabriendo los ojos, alcé una mano para apoyarme de algo y así conseguir sentarme cuando oí como abrían y cerraban una puerta. No le di mucha relevancia, así que intente colocarme de pies con la cabeza dándome vueltas como una especie de trompo, tanto así, que me dificulto caminar haciéndome agachar el cuerpo contra la puerta. Poco después sentí como abrían la puerta en la cual recostaba el peso de mi cuerpo y un susto me invadió el cuerpo cuando comencé a caer casi inconsciente. Me sentía de la patada.
Al tocar el frio suelo mis piernas sintieron el verdadero dolor de la ebriedad. Mis rodillas no coordinaron y me fui abajo. Me golpeé fuertemente la frente al que en su mi intimo consuelo, comencé a lloriquear en silencio soportando ambos dolores tanto interno como externo.
Escuché a JungKook a mi lado soltar varios insultos y poco después me ayudó a colocarme de pies, mantuvo firme uno de sus brazos sobre mi cintura y extendió mi propio brazo alrededor de sus brazos para obtener mejor comodidad de sostén.
Quizás al instante de ponerme de pies mi estómago se revolvió provocando nuevas nauseas, lo que por instinto intente expulsar pero una mano se pegó a mi boca impidiéndolo.
—Respira, respira —pidió.
Solté un sollozo que escapó de mis labios por mucho que intenté retenerlo, mi garganta se sentía aprisionada y las ganas de llorar sin restricciones comenzaba a hacerse una inmensa necesidad. El quitó su mano con una mueca de incomodidad.
Respiré hondo para tratar de manejar la situación. Me sentó en uno de los bordes de la cama con apuro. Como a quien le urge irse. Enseguida, tomé la acción como una sensación clara de que no quería estar cerca y las lágrimas silenciosas no cesaron.
Jamás, me había sentido tan asqueada y rechazada en toda la vida, la sensación era totalmente miserable.
Saber que él estaba disgustado conmigo me hacía sentir mal, hasta el punto en el que el cual le pedí que me dejase sola. Me recosté completamente mareada. Sin embargo el hizo caso omiso, me ayudó a desprenderme de las prendas húmedas en sudor que aun tenia dejándome solo en ropa interior, en lo que posteriormente, me cubrió con una manta hasta el abdomen.
—Jeon —murmuré con determinación mientras lo veía marcharse. Él se detuvo justo en el umbral de la puerta y se dio media vuelta con clara expresión de molestia. Sus ojos estaban hundidos con ojeras. Como pude me incline para verle—. Solo...
—No quiero escucharlo —me cortó con rapidez.
—Dejame decirte...
—¿Decirme qué? —soltó con enojo.
Acosté la cabeza de golpe sobre el colchón.
—¿Estas bien? —inquirí con un hilo de voz a causa de las renaciente de nauseas.
Carcajeó sin ganas, provocando un seco eco en la habitación.
—¿Hablas en serio? ¿realmente quieres saber como me siento? —asentí a sabiendas de que no agradaría en lo absoluto lo que oiría. Me miró con disgusto y bufó—. Mejor duerme.
—¿Por qué...? —me interrupio enseguida.
—¡Ni siquiera tienes derecho a reprochar nada! —elevó el tono de voz. Fruncí el ceño, adolorida y un poco confundida. Antes de que tuviese oportunidad de preguntar al respecto, el prosiguió—. Tú no me escuchas, entonces ¿Por qué debería de oírte a ti? Nunca me dejas explicar, siempre te vas creyendo lo que tú puedes creer, ¿y qué hay de lo que yo tengo para aclarar o simplemente decir? ¿Qué hay de mi versión de los hechos? Te haz vuelto desgraciadamente tan egoísta, siempre huyes con la última palabra y te alejas de los demás ignorando lo mucho que les afecta tu ausencia. Siempre eres tú, ¿Cuándo será por fin mi turno de ser escuchando?
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SÉ QUIÉN FUE |Gemelos| JungKook
FanfictionDos caras completamente idénticas, ideales totalmente distintas. Las mismísimos obras de Satanás, con cuerpos envidiables casi exagerados como su capacidad de nivel superior en el Instituto, llegando a un punto de ser ídolos de muchos y rivales de o...