|029|¿El odio?

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Incluso las verdades pueden ser falsas y las mentiras, ciertas.

Supongo que estaba destinado a ser así.

Lunes por la mañana en el Aritnem.. En este lugar, todos se convierten en alguien con un pensamiento moral y un juicio perfecto cuando no se trata de ellos. Es gracioso. ¿Qué sí siento enojo? Sin duda alguna es necesaria. Pero lo que estoy sintiendo ahora no es enojo, sino más bien asco. Digamos que... desde que pise este lugar me he acostumbrado a pisar porquerías por doquier.

Pareciera que todos esos inútiles formaran un equipo para lentamente eliminarme.

Empieza a enojarme la idea.

Sin embargo, ahora todo se ha vuelto más claro. Esa sombra negra desconocida en medio de esos vítores. Probablemente ya no voy a creer en nadie. Las palabras que me dijo... solo miré el lado positivo.

Solo debo depender del silencio y guardar la tristeza. Muy a pesar de que esas verdades me sacudan, estoy tranquila. Desde aquel momento que supe que las expresiones en su rostro no eran lo que parecían.

Aun así no renunciaré a esta vida.

Todo esto no es coincidencia, definitivamente no lo es. Yo elegí apostar a este juego.

Y pensarán que mi dolor es una hipocresía, pero no me importa lo que piensen.

¿Qué tiene de malo recibir algo de odio?

Había decidido asistir a la universidad más no entrar a las dos primeras clases. Me resigne a esconderme de la muchedumbre en las gradas de la cancha, despejando la mente escuchando música. Quería salir de la casa y de todos a fin de cuentas, más, después de lo que tuve que ocasionar ayer, lo cual no ha dejado de salir de mi mente durante toda la noche y lo que resta del día:

Ayer en la noche, en casa.

Entre con mis cosas echa un rebullicio de sentimientos encontrados, y bombas a punto de detonar. Para mi mala suerte, se hallaban cenando aquellas personas que nunca han convivido conmigo, a pesar de que vivimos bajo el mismo techo durante años. Ese día si se dignaron a dar la cara, justo cuando no me los quería topar.

Así que sin otra elección, opte por omitir sus presencias y emprendí escalera arriba. Pero como es obvio, aquel llamado me detuvo en el segundo peldaño de la escalera.

-Se dice, 'buenas noches' -reprendió mamá desde su característico puesto, antes ocupado por papá.

-Oh, lo siento -fingí haberlo dejar pasar por alto, pero con una pizca de ironía-. Es que ya me acostumbre a estar sola, que incluso no percate su presencia. Llegué hasta pensar que vivía con fantasmas que les encanta mover las cosas de sus sitios -dicho eso, subí.

-¡Carlotta, vuelve aquí! -exigió con autoridad.

Entre a la habitación lancé la mochila sobre la cama, levante un poco el colchón alcanzando una fotografía, la guarde debajo de mi camisa y como bala bajé a encararles, sumergida en mis arrebatos.

-¿Qué vas a decirme, eh? -le dije con exaltación afincando las manos sobre la madera fina de la mesa del comedor-. ¡Lo único que sabes hacer es recordarme lo estricta que debo ser con mis medicinas! ¡Ni siquiera se cual fue el motivo de mi intento erróneo de suicidio!

-¡Carly, no le hables así a nuestra madre! -defendió Drew levantándose de un tirón.

-¡No voy a permitir que me subas la voz, jovencita! -reprendió ciertamente enfadada, tirando los cubierto dentro del plato-. ¡No se qué bicho te haya picado para que vengas con ese malhumor a atacarnos! ¡Pero no te lo voy a permitir!

SÉ QUIÉN FUE |Gemelos| JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora