|007| Expuesta

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—Esto es el colmo —se quejo al mirar la salpicaduras de mi expulsión violenta de vomito en su ropa.


Sin duda era el idiota de JungKook, que para rematar le vomite encima. Primero no le reconocí, lo confundí, pero cuando abrió la bocota y pille un poco del suéter negro que vestía, que ahora lleva contenido expuesto en el, me decía lo confirma. Pero caí en cuenta de que todo aquello que hizo con el auto fue para asustarme y quizás, tuviese algo de que burlarse de mí después.


Saco pañuelos desechables de algún lado, cogió varias de un tirón y algunas me las aventó acto que las atrape torpemente en el aire.


—Límpiate —regaño con repugnancia. Quito con las pequeñas toallas las que tenía en su pantalón de mala gana, aquello le obstino—. Lo que me faltaba.


La verdad era que, no quería discutir. El buscarle la lengua en este momento no está a mi disposición, el sentirme mal me gano la batalla esta vez. Solo por esta vez. Estábamos en completo silencio en medio de aquella oscura y solitaria calle.

Sin más, quite la capa de contenido gástrico expulsado de mis labios con movimientos rústicos, arrugue los pañuelos en un puño y vire para continuar mi camino.


—Pero... ¿Qué...—balbuceo entrecortado para seguido escuchar como toco la corneta con frenesís. Le ignore—. ¿A dónde coño vas?


—A casa.


No estoy sorprendida, pero si era conveniente que apareciera justo ahora en mi momento de debilidad y tanto de desgracia, incluso no me importa, pero después de lo que sucedió en el estacionamiento y todo lo demás, ver a un Jeon era la última cosa que deseaba en el mundo, sobre todo él. Tantos días de brocas por esa simple figura clonada.


No tengo motivos por el cual destruirle. Así que avanzare con mi vida rutinaria y borrare todo esto como es debido. Además, si pensara en proseguir con eso, solo cuento con un plan patético y sin base apropiada.

Ese hallazgo me inundo de una ligera amargura que se desvaneció enseguida por las ocasionales nauseas que se frecuentaban.


Oí como se abrió la puerta y la azoto devuelta. Sus pasos contra el sementó producen un extraño sonido, se acercaba a mí, le ignore sin detenerme, pero algo si lo hizo. Me tomo del brazo tan fuerte que con lo frágil que me encuentro colapse con la pared llevándome un mal golpe en la cabeza.


Las píldoras eran como drogas y el repetirlas por el día, me empeoro, consumí muchas de lo usual en lo que llevo del día, confieso. Ni siquiera me digne en reclamar, simplemente me queje por el dolor en mi cabeza.


La rabieta del gemelo se disminuyo, pero no por ver mi reacción ante su brusco jalón, sino porque pareció darse cuenta de mi mal aspecto, quizás estaba más pálida de lo normal. Me detallo con algo de extrañeza y preocupación en sus ojos, me quede inmóvil mirándole con dificultad.


Odio con el alma sentirme así: Vulnerable.


—Te quedan pocas horas de vida —bromeo en referencia a mi estado moribundo—. ¿Qué haces caminando a estas horas... y, así?


SÉ QUIÉN FUE |Gemelos| JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora