|023|Un paso más...

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NOTAAAAAAA

Para que que no se haya enterado, 

se le agrego una parte nueva al capitulo anterior.

Que por supuesto, 

deben leer antes de continuar con este.

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—¡¿Qué carajo hace él aquí?! —chille en reclamo, mirando a JungKook con los ojos como huevos.

Drew intercambio la mirada de JungKook hacia a mí, totalmente confundido.

JungKook ladeó un poco la cabeza, como cachorro y luego bebió del vaso.

—Fue quien te salvo de que un par de vagabundos no se propasaran contigo —contestó Drew, incrédulo—. ¿Quién coño se queda dormida en una acera en medio de la autopista?

—¡Hubiese preferido un millón de veces ello antes de verle la cara a este tipejo! —solté aun más alto con algo de exasperación. Enseguida al oírme bien y mirar la cara de ambos con pleno disgusto, me retracte—. De acuerdo..., no. Pero igual no quiero verte. Gracias..., pero adiós.

—Que mal agradecida eres, eh —respondió JungKook, igual de incrédulo. Solo le falto el movimiento odioso de una chica caprichosa.

Rodee los ojos resoplando, contuve las ganas de quitarme un zapato y plantarlo en su rostro. Drew abrió camino a su habitación tras recibir una llamada.

Admito que me invadía un insoportable dolor de cabeza. Me levante y fui a la cocina por algo que ponerme para aliviar el dolor.

JungKook procuro seguirme para joderme más la vida.

—La puerta queda por allá ¿sabes? —señale hacia la puerta principal.

Me miró como si fuera una pobre criatura ilusa que no entiende nada de la vida terrestre.

—Ya me dieron el pase libre para descansar en la habitación de huésped —aclaró con naturalidad mientras enjugaba el vaso.

—Ah, no, no, no, no, no, eso sí que no —negué al mismo tiempo con mi dedo índice—. Ni lo pienses.

—No te estoy pidiendo permiso —resopló.

Cerré fuertemente la gaveta que hurgaba por medicamentos. Y coloque las manos sobre la madera fina cogiendo control.

—JungKook... No te puedes quedar aquí —advertí.

—¿Por qué no? —alzó los hombros como si todavía no encontrara el inconveniente en mis palabras—. Si TaeHyung pudo, ¿Por qué yo no?

Salió del comedor dejándome con las palabras al aire. Abrí los ojos boquiabierta.

¿Cómo lo supo?

De mala gana di un golpe al mesón y salí tras él.

—¿Qué dijiste? —entrecerré los ojos.

—Lo que perfectamente oíste —dijo con simpleza despojándose de sus zapatos de cuero marrón junto a sus medias—. ¿O ahora tienes complejo de sorda?

Respira, cariño. Reeeespira. Que no te afecte.

—Eres horrendamente intolerante —gruñí.

SÉ QUIÉN FUE |Gemelos| JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora