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Agente Hillary

Reviso una y otra vez las cámaras de la ciudad que pudieron captar el trayecto de la asesina, pero se pierden muy rápido puesto que la última cámara que logró cantarla fue a un kilómetro del aeropuerto. Iba en un taxi común y corriente; anoto las placas del mismo, delego la información, espero tenerlo frente a mis ojos hoy mismo.

—¿Logramos algo? —escuché la pregunta de Ned, pero no respondí al instante.

—Esta mujer... esta chica —hago una pequeña pausa, Ned me mira—. Sabe lo que hace; su modo de caminar, el modo de parar el taxi. Parece un adolescente común y corriente, no parece una chica.

—Lo mismo pensé —se sienta frente a mí, pasa sus manos por su rostro, sus ojos se miran opacos, muy cansados—. ¿Llegó a alguna parte?

—Ya envié oficiales a traerme a el taxista, el auto no vuelve a verse rodar en un lapso de 30 minutos de vuelta al aeropuerto.

—Así que no la dejó muy lejos.

—Exacto. Quiero saber exactamente dónde. ¿Te sientes bien?

Mi pregunta hace que me mire a los ojos, claramente no está bien, pero veo como se cohibe en contestar.

—Sí, necesito dar con esa persona antes de que me vuelva loco.

—Ambos —le digo—. Ambos lo necesitamos.

En menos de dos horas tenemos el taxista frente a nosotros, los oficiales dieron con él muy rápido, gracias a las placas y a qué es fijo trabajador en el aeropuerto.

—¿Está usted seguro? —el taxista mueve sus manos un poco nervioso.

—Sí. Pero ¿hay algo malo con él? me resultó extraño que decidiera quedarse en esa zona tan sola, pero no cuestiono a mis usuarios.

—Cuando le habló ¿su voz sonó varonil?

—Sí, era un chico sin duda alguna.

—Pero, ¿Le vio el rostro?

—Le eché un vistazo por el retrovisor, estaba viendo su celular, pero si tenía rostro de chico.

Ned y yo nos observamos, de seguro estaba muy bien maquillada, la cuestión aquí es que Marcos la reconoció, sabía que era ella, para él no bastó el maquillaje.

—Muchas gracias por su información.

Me levanto de la silla, el detective me sigue.

—¿Ya puedo irme? —pregunta el taxista.

—Sí —contesta Ned—. Gracias.

Esperamos que el taxista salga acompañado de un oficial. Ned arrecuesta su cuerpo en la pared gris de la sala de interrogación, cruza sus brazos sobre su pecho, se encorva un poco. Mientras yo me recuesto solo un poco en la mesa.

—Entiendes todo esto ¿no? estamos frente a alguien que actúa meticulosamente, tiene mucho conocimiento y sabe cómo moverse frente a nuestras narices.

Lo digo un tanto enojada. Ned asiente y chasquea sus labios.

—Necesitamos un error —prosigo—. Una pequeña equivocación de su parte o seguiremos dando vueltas como buitres.

—Esperemos la autopsia de Marcos para ver si hay huellas o maquillaje, algo que nos acerque —Ned empieza a caminar mientras sigue hablando, yo por mi parte lo sigo—. Quiero que algunos oficiales inspeccionen la zona donde se bajó. Es obvio que allí tuvo que tomar otro medio de transporte.

El detective entra en su oficina, yo me dirijo a mi apartamento un rato.

Llegar a este pequeño departamento no me agrada mucho, no se compara con el que dejé en la capital, pero al menos tengo un lugar donde dormir

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Llegar a este pequeño departamento no me agrada mucho, no se compara con el que dejé en la capital, pero al menos tengo un lugar donde dormir. Recojo algunas cajas de pizza que he dejado olvidadas en el loving, empiezo a meterlas en la basura. 

Cuando siento mi celular vibrar.

—Aló —Es un número desconocido.

—Ilai cariño.

—¿Mamá? —digo al instante, la verdad es que después de papá ella es la única que me llama así, y mi papá ya no está.

—Sí, tengo un nuevo número, es este guárdalo; te llamo para saber cómo vas, he leído que el caso se ha complicado.

Bufo internamente, no comprendo como la prensa se entera de todo tan rápido. Venden información falsa y solo entretienen con cosas exageradas.

—Si un poco, estoy algo cansada.

—Igual que tu padre.

Mi corazón se oprime un poco la verdad, siempre he querido ser como él.

—Nunca decía lo que sentía —mi mamá sigue con su relato.

Un silencio incómodo nos invade, luego ella la rompe.

—Pero no llamo para eso, llamo para decirte que iré a verte.

—¿Cómo? —decido sentarme en mi mueble—. ¿Para qué?

—Oye, quiero ver a mi hija y además quiero ayudarte, al menos para darte compañía.

Suspiro, me resigno, aunque prefiero la soledad sí me hace falta un poco de compañía y pues la de mi madre es la mejor. Luego de acordar recogerla en el aeropuerto me preparo algo para comer, reposo, me ejército un poco; siempre me ha gustado sentirme en forma, mi rutina es un poco pesada pero efectiva.

Ya aseada y lista para dormir un rato, tomo de mi mesita de noche un álbum fotográfico, la primera imagen rompe mi corazón.

Soy yo en medio de mi madre y mi papá; sonreía feliz. Llevaba una jardinera de color desgastado con un suéter morado; mi cabello caía sobre mis hombros, llegaba más abajo, mi madre llevaba un vestido hasta las rodillas color crema, un peinado sencillo con coleta y unos aretes más grandes que su oreja. Su mano tocaba mi espalda. Me detengo en el rostro de mi padre, cejas pobladas, labios frondosos con una barba bien afeitada; lleva su uniforme de policía. A mi yo de 16 años le encantaba mi familia.

Por más dolor que siente mi alma aún al pasar de los años he dejado de llorar, el llanto no soluciona nada. Según el reporte policial a mi padre lo mató un ladrón cualquiera, porque no encontraron sus pertenencias, pero para mí, ahí hubo algo más.

Me levanto gracias al sonido de mi alarma, mi desayuno se basa en cereal y leche deslactosada. En una hora me encuentro dentro de la oficina de Ned, a su lado se encuentra la estudiante Aileen; aún no sé porqué pero hay algo en ella que no me gusta, su mirada es algo odiosa y como si supiera todo de ti.

—Buenos días FBI —me dice con esa sonrisa odiosa en el rostro.

—Buenos días —respondo apartando la mirada de ella y pasándola en Ned—. ¿Algo nuevo?

—Sí, el cuerpo encontrado en el bosque el día de lo de Marcos tiene una pista.

La respuesta de Ned me sorprende. Esto es lo que necesitábamos para avanzar, le sonrío ansiosa y Aileen también lo hace.

 Esto es lo que necesitábamos para avanzar, le sonrío ansiosa y Aileen también lo hace

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