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John sigue sentado frente de mi escritorio al lado de Aileen, quien no ha dejado de escribir en un cuaderno pequeño, de color carmesí y flores blancas. Hilary está frente al tablero, tratando de ver algo que no hayamos visto aún.

Yo siento un fuerte de dolor de cabeza que amenaza con tumbarme. Tengo unas inmensas ganas de decirles que se vayan pero sé que no puedo hacer eso, todos estamos preocupados. De una manera u otra esto nos está afectando demasiado. Sin quererlo fijo mi vista en la chica, Aileen, sus pestañas son largas, el maquillaje que tiene resalta mucho el color de sus ojos. Es bonita, eso no se puede negar. Pero se mira mucho menor que yo, así que observo a Jhon, es de cabellos castaños claros, sus ojos hacen juego con ellos, tiene nariz ovalada y labios gruesos. Él si haría una linda pareja con ella. Ambos se miran de la misma edad.

—Esta zona —Hillary me saca de mis pensamientos y todos volteamos a verla—. ¿Por qué no está siendo vigilada?

Me levanto lentamente de la silla, mi cansancio mental empieza a salirme físicamente.

—¿Cuál zona? —mi pregunta suena un tanto irritada.

Tener a un agente del FBI metiendo sus narices en tu trabajo no es bonito y mucho menos si es una chica y súper arrogante.

—Esta zona.

Señala con su dedo un lugar en el tablero, donde el mapa de la ciudad y donde las muertes han sido llevadas a cabo. Efectivamente no tiene vigilancia policial.

—Está algo lejos de la zona de impacto.

—Pero aún así puede ser un punto clave. También colocaremos alerta en los aeropuertos y en todas las entradas de la ciudad; cualquier turista chico que entre será vigilado y custodiado.

Me quedo pensativo por un momento. No es mala idea, pero esta ciudad llama muchos turistas; por ende será un trabajo tedioso.

💋


Estoy en casa. Dulce hogar. Aunque mi departamento no tiene nada de dulce ni mucho menos de hogar. Vivo solo. Con cosas básicas y de verdad no recuerdo la última vez que le pasé una mano de pintura a las paredes. Siguen del mismo color salmón que mi madre escogió cuando me vine a vivir acá. Me siento en el único sofá en forma de ele que tengo, no hay más nada, ni sillas ni mesas, ni cuadros, ni televisor. Y ¿Para qué? Si casi nunca estoy en casa.

Pienso en si hacer cena o pedir algo a domicilio. Me recuesto en el espaldar del sofá para meditar en eso, cuando sin quererlo me quedo dormido.

Me despierto a media noche con dolor en el cuello y sé que es media noche porque miré mi reloj, también siento mi estómago rugir así que despacio voy al refrigerador que tengo, busco algo de comer. Tengo varias latas de sopas instantáneas allí, me salvan de mucho. Me preparo una, me doy un baño y voy a mi habitación para así poder descansar mejor, entre todo eso se hacen casi las dos de la mañana, solo espero encontrar a esa asesina, para descansar mucho mejor en un buen tiempo.

Al otro día en la mañana, muy temprano, voy entrando a la estación de policía, se siente un revuelo por todo el lugar. Ignoro saludos, no por descortés sino más bien por apurado. Quiero saber qué pasa. Al entrar a mi oficina veo a John sentado en la silla frente de mi escritorio, a su lado está Hillary y de pie cerca de mi silla está el director. Pero lo que me tranquiliza un poco es saber que el vaso de café está listo en mi mesa.

—Buenos días —todos voltean a verme, en sus miradas puedo notar que no tienen nada de buenos—. ¿Ocurre algo?

—El alcalde quiere vernos —las palabras del director golpean mi cabeza de nuevo, encendiendo el dolor que pude calmar al dormir—, Quiere hablar con el equipo "a cargo" de la investigación.

—¿Cuándo vendrá?

Sigo mi camino a la silla y tomo asiento.

—Hoy.

Ahora entiendo porqué sus rostros tan acongojados, porqué todo el personal allá afuera está alborotado. No teníamos la visita de un alcalde en mucho tiempo.

Así que este asunto está preocupando a todo mundo.

Realidad difusa (Completa) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora