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Ned Branthley

Los periodistas no han dejado de llegar, el lugar está acordonado, Carl les ha dado una pequeña rueda de prensa. Aún así ellos se creen los investigadores. Estoy un tanto alejado revisando cada centímetro del lugar, me cuesta respirar un poco, sé que es por la rabia que me invade en estos momentos, pero trato de calmarme para pensar con la cabeza fría. Como en todas las otras veces el área no registra mucho, se ve que el cuerpo fue rodado desde en medio del pasaje hasta el arbusto donde fue acomodado, no hay huellas, no hay rastros de nada.

Repasamos el lugar con el método de búsqueda en franjas, ya que al ser un lugar abierto, es la opción más positiva para hallar cualquier evidencia, que aunque creamos insignificante puede ser de gran ayuda. Veo a todos con sus guantes moverse de manera transversal, dejando el espacio prudente que permita recorrer todo el área.

Las evidencias recolectadas serán enviadas al laboratorio de criminalística para su posterior revisión.

—¿Cuándo darán con el asesino?

Escucho a uno de los periodistas preguntar, extendiendo su grabador en dirección a mí, a pesar de la distancia notable que tenemos puedo ver como me reta, puedo notar su rabia por tan lamentable hecho.

—¡John! —le llamo, no ha dejado de andar de un lado a otro mientras toma apuntes, hace fotografías.

—Sí, señor.

—Quiero que repasen todo el lugar —añado, ignorando por completo al periodista—, que busquen a todos los que estuvieron hace tres noches aquí, quiero cualquier nota, por absurda que parezca.

Él, asiente, camino en busca de la carretera para tomar mi auto e ir a la estación a ordenar las ideas, esperaré que lleguen las evidencias.

Al llegar lo primero que noto es a la prensa reunida al frente, no les basta con estar en la escena del crimen, vienen hacia acá también, quieren ver que primicia pueden tener; busco el parqueadero, subiendo por completo las ventanas para que no me vean. Una vez dentro busco el ascensor que me llevará al área de las oficinas. Cuando estoy a punto de abrir la puerta escucho a Aileen llamarme.

—Detective —se acerca con paso apresurado—, me vine apenas escuché la noticia. ¿Es cierto? ¿otra víctima?

Suspiro y por primera vez dejo caer un poco la frustración que tengo, bajo mi cabeza asintiendo lentamente, sintiendo como algo dentro de mí se derrumba. Todo está golpeandome tan fuerte que necesito salir corriendo o terminaré destrozado.

Si mi padre me viera en este estado.

—Venga —dice ella colocando su mano en mi espalda, haciendo que entre a la oficina— entremos, sé que esto le afecta, conmigo no tiene que fingir estar bien ¿Okey?

Me ayuda a sentarme, la veo ir a la puerta y cerrarla, se sienta como siempre frente a mí, su frente un poco arrugada por la expresión de inquieta en su rostro. Agrega con tono preocupante:

—¿Quiere algo de tomar? ¿café? ¿agua? —hace ademán de levantarse, no obstante la detengo con mi voz.

—No, no. Estoy algo conmovido con todo esto, pero se me va a pasar —paso sin querer mi mano por mi rostro, debo armarme de valor nuevamente y ser el detective que debo ser.

—Ante todo es un ser humano detective... eres, un ser humano —noto como me tutea, se levanta de la silla, caminando con pasos tranquilos hasta posicionarse detrás de mí, siento sus dedos agarrar mis hombros, al contacto me tenso— es normal sentirse de ese modo —agrega mientras va apretando con delicadeza la zona antes mencionada—... tal vez bajamos la guardia, y ella ha aprovechado eso.

Cierro mis ojos por inercia al sentir como sus manos aprietan el bulto que se ha formado en mis hombros causa del estrés y agotamiento físico que he acumulado a lo largo de todo este tiempo. Dejo caer mi cabeza hacia atrás, cerrando mis ojos, dejándome llevar por la relajación que sienten mis músculos ¿hace cuanto alguien no me tocaba así?

Abrí mis ojos de repente, mi mente había dejado que me relajara de este modo por el tacto físico con ella, pero está mal muy mal. Creo ella notó mi cambio porque dejó de mover sus manos allí, la vi pasarse hasta quedar frente a mí, y con una sonrisa genuina en el rostro añadió:

—Es normal que le asuste todo eso, que se sienta incapaz, que mi tacto le guste y a la vez le parezca que está mal.

Todo lo dijo con unas palabras muy dulces, asentí a ellas, bajando mi rostro con una notable vergüenza.

—Supongo que necesito descansar Aileen, muchas gracias. Ya me sentiré mejor cuando duerma algo.

—Detective... ¿usted confía en mí? —debió de notar el desconcierto por su pregunta en mi rostro, pues añadió—, en el sentido de mis capacidades, ¿Cree que pueda ser capaz de ayudarle a dar con esta mujer?

Lo poco que la he conocido, lo bien que la veo en sus estudios y todas esas notas que leí de sus profesores universitarios, me dan la razón cuando digo que, ella tiene mucho potencial.

—Claro que sí —mis ojos se quedan en los suyos por unos segundos que me parecen eternos, al marrón claro de sus iris le brilla en cuanto escucha mis palabras—. Tienes un gran potencial, sé que llegarás muy lejos y...

—¿Cree que pueda dar con la asesina? ¿mi opinión o conclusión será escuchada cuando la tenga?

Si alguien entrara en estos momentos y nos encontrara en esta posición seguro que pensarían muy mal. Ella en cuclillas frente a mí, con su rostro en dirección al mío, mientras que yo estoy un poco inclinado para poderla observar mejor.

—Claro que la escucharé.

—Tengo una hipótesis —murmura bajito— según la investigación a la que se me ha dado orden para estar, he llegado a tener algunas teorías que me daban vueltas en mi cabeza.

—¿Puedes decirme? Creo que todo esto ayudará en algo.

—Me temo que tal vez no le guste a la conclusión que he llegado, detective...

Mis cejas se unen un poco, ella baja su cabeza en señal de que lo que me va a decir es fuerte.

—Por favor, solo dilo.

—Hillary Duff... es nuestra asesina.


>>>>> doble actualización

Realidad difusa (Completa) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora