41

54 15 26
                                    

Aileen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aileen

-Sí, Ned, si quiero.

Fueron las palabras que salieron de mi boca antes de subir a horcajadas sobre él, besando su sus labios sin poder detenerme, en todo momento mis manos buscaban acariciarlo, mientras él acariciaba mi cabello y mis caderas con mucha delicadeza. Este hombre me gustaba, era todo lo que buscaba en un chico para entablar una relación seria. Aunque seguro muchos pensarán que sería muy pronto para hablar de este modo, o estar haciendo lo que ahora hacemos.

Me dejé llevar por él cuando me sentó sobre sus piernas, y también cuando me levantó, llevándome a su habitación. Era fuerte, me sentí como una pluma en sus brazos; a diferencia de la casa, el cuarto no olía a moho, tenía su esencia en todos lados, colchón, paredes, puerta. Un olor tan varonil, que de verdad provocaba quedarse aquí.

No es por exagerar, ni alabar a este hombre, pero tuvimos el mejor sexo que hasta ahora haya tenido. Sus caricias, sus besos, sus brazos; me hicieron sentir en casa, me hicieron estar segura. Le besé hasta quedarnos dormidos, él con mi medio cuerpo encima del suyo, y yo con la cabeza en las nubes.

Cuando mi celular vibró a las seis de la mañana -soy de las que puede sentir la vibración y despertarse, aunque en algún momento de la noche me levanté y fui por el, lo dejé en la mesita de noche de Ned y volví a acurrucame en su pecho-. Solté un pequeño gruñido, yo sabía que en algún momento la alarma sonaría, no obstante, deseaba que nunca pasara, o que al menos demorara un poco más.

El detective por su parte roncaba débilmente, no era un sonido horrible, más bien era como tranquilizador. Me erguí un poco, detallando su rostro, tenía los labios entre abiertos, su pecho subía y bajaba con cada respiración, sus pestañas eran largas, sus cejas muy frondosas. Era guapo, eso no podía negarse, el tipo de hombre que volvería loca a cualquier mujer, inclusive a alguien más joven que él, como yo. Suspiré pesadamente, debía correr a mí departamento, darme un baño y luego volver a correr a la Universidad, el examen era muy importante ha decir verdad.

Cuando estuve a punto de salir de la cama, su mano me apretó de nuevo contra su cuerpo, lo escuché decir algo muy bajito, más no entendí, así que acerqué mi oreja más a su boca y pregunté:

-¿Qué dijo?

-No te vayas -fue su respuesta.

Sonreí de lado, pues yo también quería quedarme, más si no presentaba ese examen hoy, de nada me serviría todo mi esfuerzo; mis noches de insomnio, el dinero que vale cada semestre, me tocaba irme si o si.

-Debo presentar mi examen -digo muy sensiblemente.

-Mmm -aún no abría sus ojos-. Yo te apruebo.

No pude evitar reír, se notaba demasiado tierno de este modo. De verdad no paso a creer que semejante ser esté soltero. Vuelvo a hacer ademán de levantarme, entonces sin esperarlo me tomó y se giro para quedar encima de mí, sus ojos cafés me observaron bajo esas gruesas pestañas, la sonrisa que me regaló cuando supo que sentí la dureza entre mis piernas, terminó por bajar todas mis defensas; sí, volvimos a unirnos nuevamente.

Realidad difusa (Completa) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora