Hillary Duff
Estoy entrando en Bill. Mi pueblo natal, a diferencia de la vez pasada, esta vez vengo con mucho mas ánimo. El sol siempre ha sido potente en este lado del país, el ambiente se siente bastante pesado, calor fuerte y agotador. Llevo la radio en el auto encendida, para saber cosas nuevas de la investigación, pero los locutores no dejan de mencionar la ineficiencia de la policía. Ruedo mis ojos ante tal pensamiento, como si fuese un tema sencillo de manejar o fácil de proceder. No obstante los entiendo, quieren al asesino preso.
Estoy aquí porque quiero limpiar mi nombre, por alguna extraña razón la asesina se ha encaprichado conmigo, colocándome en el ojo del huracán, se salió con la suya, pero no será por mucho más tiempo. Si conoce mi pasado familiar, incluso más que yo, es porque ella también es de acá.
El letrero desgastado que cita: "Bienvenidos a Bill" se asoma a unos pocos metros de mi auto, muchísimos años han pasado por él, aún así se mantiene firme como la primera vez, dando la bienvenida a todo aquél que quiera entrar en este pueblo.
Bill siempre ha sido un lugar muy tranquilo, con personas hogareñas y trabajadoras. Aquí muchos escándalos no se escuchan —al menos no cuando yo vivía acá—. La mayoría vive en sus asuntos. La entrada principal es algo estrecha, con muchos árboles a los lados, lo primero que se ve al entrar es la gran parroquia vecinal, donde se realizan todos tipos de actos conmemorativos, a su derecha en todo el frente, se encuentra el parque, un área verde muy bien cuidada, con sillones de concreto para reposar debajo de los árboles, a unos metros más abajo en la misma área del parque un pequeño arroyuelo o lago se asoma, dejando ver —en temporadas— una gran cantidad de patos. Siguiendo con la trayectoria se puede ver la iglesia, de un color blanco marfil, con puertas de madera muy bien cuidadas, si algo tiene Bill es su amor por la religión y todos los santos que puedan haber. Una calle se cruza entre ellos, a la derecha vas a la mayoría de los negocios, el hotel donde nos hospedamos la vez pasada, la estación de policía y la biblioteca. Todos juntos, menos el hotel que queda frente a la estación.
Cruzo en vía al hotel, espero tenga habitaciones disponibles. Pues, justo ahora estamos en una temporada que atrae turistas al pueblo, al menos así era en tiempos pasados.
—Muy buenas tardes —me encuentro con una joven de no mucho de dieciséis años en el mostrador— ¡Bienvenida a HouseSwtt! Hotel de grandes viajeros como usted, ¿Tiene reservación?
La vez pasada esto no pasó. Nos recibió la dueña, bueno, aunque viendo bien el lugar le han dado una mano de pintura y han cambiado las cortinas, ya no se mira acabado y de antaño.
—Muchas gracias —le muestro mi identificación—, la verdad no realicé reserva alguna ¿podrías darme alguna habitación, por favor? No importa si es la más pequeña.
Ella asiente agarrando mi identificación de la barra e ingresando los datos en la computadora frente a ella, que por cierto, tampoco estaba la vez pasada.
—¡Listo! Está de suerte, tenemos una habitación disponible sin reserva —me sonríe amablemente, ingresa algunos datos y por último me pasa la llave—, por favor, le rogamos cuide de su habitación.Asiento, tomando mi pequeño bolso en las manos y subiendo las escaleras a donde me indica será mi habitación. Planeo dejar todo adentro, salir al explorar en el cementerio y en la antigua casa quemada.
Paso por enfrente de mi antigua casa, con un jardín hermoso en todo el frente, una cerca de estibas blancas y un camino de piedras hasta la entrada. Allí viven personas, las cuales desconozco completamente. Mi madre vendió esta casa cuando le rogué que nos marcharamos del pueblo, pues el recuerdo de mi padre era algo muy tormentoso.
Estoy en el cementerio. Comencé a buscar a Alice Franz entre todas las tumbas. Por suerte aún es temprano, como la mayoría de los cementerios de pueblos, este también está algo abandonado. Muchas hojas secas forran el suelo por donde camino, las lápidas están algo desgastadas y una que otra tienen flores marchitas encima, muy pocas, para no decir que ninguna tienen flores frescas. Los árboles que rodean el lugar son grandes y frondosos, que en vez de estar secos se observan muy vivos. Este cementerio tiene todo organizado por fecha de muerte y abecedario. Entonces me toca buscar por la A y el año que ella falleció.
Llevo mi cámara, guantes, papel y lápiz. Cuando encuentro la tumba suelto un suspiro. Está en medio de dos lápidas más, que inician con la misma vocal. No tiene dedicatorias, no tiene flores marchitas a su alrededor, es una tumba que ha sido olvidada. Tomo la primera fotografía, y comienzo a detallar, me sorprendo cuando por detrás de la lápida me encuentro con unas letras, me doblo en cuclillas para verlas mejor, parecen hechas con algo filoso y en ellas se puede leer: "Eres una perra" y firma una A de igual manera. Le tomo una fotografía, eso parece haber sido realizado hace un buen tiempo.
—¿Dónde está tu hija Alice? —pregunto a la nada cuando me levanto, el viento ha soplado fuerte, como si en el, el susurro de Alice pudiera escucharse.
¿Cómo es posible que no hayan registros de esta chica? Y si murió, ¿Dónde están sus restos? ¿cómo la policía del lugar dejó pasar ese detalle?
Son muchas incógnitas que justo ahora necesito que tengan respuestas. Sé que estoy a nada de encontrar a la responsable de todo esto, la cual estoy más que segura que tiene que ver con la hija de esta mujer. Decido inspeccionar en otra área, preguntar a algunos vecinos, debe haber algo que me de una pista en este lugar.
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Realidad difusa (Completa) #Wattys2022
Детектив / ТриллерLo que ves, ¿es lo que parece? Tus ojos alcanzan a ver todo lo que quieren o, ¿solo lo que pueden? En una gran ciudad han empezado unos homicidios fuera de lo normal. ¿Cómo así? Pues las víctimas TODAS son hombres entre los 20 y los 24 años de edad...