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Detective Brantley

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Detective Brantley

Tengo un montón de papeles esparcidos por todo el lugar, mi escritorio full de hojas y el piso abarrotado de periódicos.

Aunque no queríamos, los medios ya se enteraron y tanto el alcalde como las personas allá afuera están exigiendo resultados.

Quieren al asesino preso.

Nosotros también, pero esto no es tan fácil; no como ellos creen.

—¡Maldita sea! Quisiera saber cómo esta información confidencial, pasó a manos de la prensa. —Mi voz sorprende a John, quien también revisa y esparce papeles.

—De seguro se ha filtrado, siempre hay algunos que no saben guardar secretos. —Se encoge de hombros y vuelve a leer lo que tiene en la mano.

No logramos nada estos últimos días, y ayer apareció otro cuerpo. Joven de veinte años, apuñalado después de tener sexo. Era un chico rubio de mejillas rojas y ojos grises. No sabemos su nombre, ni datos familiares.

No he podido dormir y mi cabeza duele mucho, por más que tome cafeína mis ojos quieren cerrarse solos.

—Por favor John, busca personas desaparecidas de todo el mundo. Quien haya puesto alguna denuncia por desaparición, me avisas.

—Okey, señor.

Antes de que John termine de levantarse, la puerta a mi derecha se abre, el director e inspector Carl Cox entra.

—Buenas tardes señores. —A su espalda, una chica también entra—. Ella es la detective Hillary Brown, del FBI. —Ella mueve su cabeza en señal de saludo; lo que me faltaba, el FBI en esto—, desde ahora trabajará con ustedes en este caso.

—Carl, no es necesario. —Me levanto para tratar de que él reaccione—. Nosotros podemos hacernos cargo, solos.

—No es decisión mía Ned, son ordenes de arriba.

Hago una mueca de molestia, paso a observarla a ella. Tiene el cabello negro, largo y con el cabello corto por encima de su frente. Sus ojos son de un color verde intenso y tiene la piel blanca.

—No tiene porqué molestarse detective, solo vengo a colaborar nada más. —Su voz es potente y segura.

—Bueno. —Carl la mira y lo hace conmigo—, espero puedan ayudarse entre ambos. Y Ned... —Me ve solo a mí a los ojos—. Necesitamos resultados. Todo el mundo está vuelto loco.

Lo sé. No tiene que decírmelo.

Vuelvo a tomar asiento y me relajo. No puedo pelear con él, tarde o temprano sabía que el FBI vendría. John camina hacia la salida y veo como mira a la chica frente a él.

—Siéntese. —Le señalo la silla donde hace unos momentos estuvo John sentado—, no es por molestarme, es solo que me considero capaz de atrapar a este tipo.

Ella camina, pisa algunos papeles y jala la silla para poder sentarse. Lleva puesto el típico traje de los agentes del FBI.

—¿Considera usted, que es un hombre?

Su pregunta me deja una duda clara. Aquello pasó por mi mente pero lo deseché incrédulo. Con mis ojos viendo los suyos, sé lo que piensa, claro, como siempre tienen que estar por encima.

—Sé que puede ser una ella. —Digo aún sin convencerme—, pero no es algo seguro.

—Entiendo. Pero entre hipótesis y suposiciones, esas ideas pueden resultar. ¿Al menos tiene idea de quienes son los chicos?

Antes de negar ella saca una carpeta negra de su maletín. La abre frente a mí y me muestra.

—Rogelio Salvaterra. Mexicano, veintiún años, desaparecido hace un mes después de venir a este lugar por motivos aún desconocidos. ¿Es este su primer chico? —Lo dice  con sus ojos puestos en mí, bajo la cabeza y veo la foto del chico.

Sí, en efecto es la primera víctima.

—Dectective Brantley, no estoy aquí para molestarlo, no estoy aquí para imponerme; estoy aquí para detener a quien sea que esté haciendo esto, y lo voy hacer porque es mi trabajo, no porque me lo impongan. Como ya sabe este asunto es de dominio público y lo único que queremos en el FBI es que todo se calme.

Asiento, paso mis manos por mi cabello y restriego mi rostro, mis ojos; por último suspiro pidiendo al cielo paciencia e inteligencia para poder llevar este caso.

—De acuerdo. Entonces comprenderá que el asunto no puede ser tratado por los medios ni nada. Si vamos a trabajar en esto, debe estar completamente dispuesta.

—Y lo estoy, puede estar seguro.

Sigo ojeando las hojas que ella me entregó, hay notas sobre su familia y de donde es el chico.

—Tengo entendido que todos los asesinatos conllevan un mismo patrón ¿es cierto?

—Sí, todo pasa alrededor de las mismas horas y el mismo lugar. Tengo hombres patrullando esas zonas.

—Pero ayer hubo otra víctima ¿no? —Su expresión es de alguien confiada, de una persona que sabe lo que hace. Tiene los ojos más verdes e intensos que haya visto en mi vida.

—Así es. Este muchacho.

Le muestro las fotos del cadáver. Ella revisa, la imagen es parecida a las anteriores, excepto que cambian las víctimas.

—La investigación arroja que no hay semen, excepto el de la víctima. Esto es tan extraño. —Dice de pronto, pensativa—, y nuevo. Casi siempre los asesinos son hombres no... —Me mira dudando un poco de lo que dirá.

—Mujeres. —Termino por ella. Como dije, eso me pasó por la cabeza, pero como para todos es algo nuevo e inusual que se nos hace imposible.

¿Una asesina serial? Dónde se ha visto.

¡Cosas de locos!

Pero la verdad es que las pruebas arrojan eso. ¿Cómo un chico muerto, tiene una perceptible sonrisa en el rostro? Porque murió feliz, o cuando murió, no sabía lo que estaba pasando. ¿Y cómo puede ser eso? ¿cómo alguien que esté apunto de morir, le sonríe a su verdugo?

Hillary asiente y se levanta de la silla. Camina por la oficina, se acerca a la pared donde está todo anotado. En un círculo rojo se encuentra el área donde suceden los asesinatos.

—Mujeres. —Murmura, pero logro escucharla—. ¿Algún antecedente, de alguna mujer por homicidio en su base de datos?

—Sí, hay varias, dos de ellas arrestadas, tres muertas y un caso aún no resuelto.

—Empecemos por allí. ¿Quién es?

Se devuelve a la silla, tomando asiento de nuevo. Empiezo a buscar los datos de la mujer que está bajo investigación por presunto asesinato a su expareja sentimental.

—¡Señor! —John entra como siempre, sin tocar—. Tengo identificado a los primeros tres.

Al menos trae buenas noticias. Aunque una de esa ya la conozco.
La agente Hillary lo observa de pies a cabeza y noto como John se sonroja.

Realidad difusa (Completa) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora