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Ned Branthley

encontramos un poco de lo que parece ser labial. Todos estamos un pocos eufóricos con todo esto, hemos estado realizando toda clase de investigación y la muestra fue enviada al laboratorio para su inspección, es algo muy bueno la verdad, podríamos ver si su ADN pertenece a alguien que tengamos en la base de datos.

Reviso una y otra vez todas las fotos de las víctimas hasta el momento, muchachos jóvenes, bien parecidos que seguro tendrían un buen futuro por delante, futuro trancado por una vil asesina. Marcos tenía una expresión extraña en el rostro, tal vez de conmoción al saberse que es asesinado por alguien en quien confiaba. Fue doloroso enterarme de esto, cuando la voz de John me dijo que estaba muerto, me llené de mucha ira; pensé que a este chico lo podríamos salvar de esta verduga, pero me equivoqué, eso pesa en mi consciencia justo ahora.

—¿Puedo pasar? —Aileen toca la puerta con sus nudillos asomando un poco su cabeza.

Le hago señas de que sí, y ella lo hace rápidamente; cierra la puerta, camina hasta sentarse frente a mí en la silla que está delante de mi escritorio. Me sonríe y yo le devuelvo el gesto.

—¿Pudieron conseguir algo, en el labial? —pregunta armoniosa.

—Aún no llegan los resultados del laboratorio. Pero esperemos que sí.

Asiente, vuelve a sonreír, luego abre su carpeta, esa de flores rojas y, me muestra una hoja.

—El oficial John está un poco mal con respecto a lo de Marcos —Reviso la hoja que me entregó —. Tiene estrés pos-traumático y está echándose la culpa de todo.

—Creo que me he pasado un poco con él  —paso mi mano por mi cabeza en un acto casi involuntario—¿Crees que hice mal?

—Bueno, si me lo preguntas profesionalmente, te diré que: sí, hiciste muy mal. Él no fue quien cortó el cuello del chico. Pero si me le preguntas como tu amiga —agarra una de mis manos con la suya—, te digo que te entiendo. Él debió estar mucho más al pendiente y comprendo que es frustrante que no se haya podido evitar la muerte de este chico.

La observo un poco pensativo, ella tiene razón. El tacto de su mano en la mía me ha hecho poner nervioso. Así que no digo nada por unos segundos, permanecemos en silencio y su mirada dulce acompaña su tacto.

Esta chica es muy hermosa, no puedo negarlo, tiene eso que logra atraerme, hace mucho tiempo que nadie me atrae; la última vez terminé decepcionado, por ende no he vuelto a fijarme en nadie más.

—Estoy segura que en ese labial encontraremos una pista, ya verás.

Su voz me saca de mis pensamientos y asiento a sus palabras. Antes de poder responder algo, Hillary entra en la oficina sin tocar la puerta.

—Llegaron los resultados —por inercia quito mi mano del agarre de Aileen, pero sé que Hillary ha visto que estábamos de manos agarradas.

Me tiende los papeles, yo me levanto de mi silla, siento que he comenzado a sudar mas no sé por qué. No quiero que vayan a pensar mal de mí como profesional ni nada, aparte de que sé, que la estudiante Aileen es algo menor que yo.

Aileen se levanta también de su silla y camina cerca de Hillary, ambas se observan un momento, luego Hillary posa su mirada en mí.

—Sí, encontraron una concidencia en el ADN —Todos nos miramos expectantes mientras leo lo que dicen los resultados—, pero hay un problema.

—Sí, encontraron una concidencia en el ADN —Todos nos miramos expectantes mientras leo lo que dicen los resultados—, pero hay un problema

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El ADN pertenece a una mujer sí, pero a una mujer que está muerta.

Aileen vuelve a sentarse y anota algo en uno de sus cuadernos, yo por mi parte vuelvo a leer la nota una y otra vez.

Alice Franz, cuerpo calcinado por accidente doméstico en el pueblo Bill hace más de 12 años.

Esto resultaba imposible. La primera pista obtenida del labial del otro chico no arrojaba datos y ahora este labial arroja ADN de una muerta.

Sus restos convertidos en cenizas reposan en el cementerio del mismo pueblo, donde sus familiares y esposo reposan.

—Deben investigar sobre esa mujer —dice Aileen sin dejar de apuntar en su cuaderno—. Qué relación tiene con la asesina... de seguro tiene alguna relación.

No despega sus ojos del cuaderno mientras habla. Le miro, tiene esa expresión analítica, profesional que le queda muy bien. Hillary se cruza de brazos, se dirige a la pizarra, donde tenemos todas las pistas y nombres de las víctimas, allí anota Alice Franz, en grande y un signo de interrogación.

—Ese pueblo queda a 3 horas de aquí, iré personalmente yo a ese lugar.

—Yo la acompaño agente —interviene Aileen quien se coloca de pie guardando todo en su cartera—. Si no hay ningún problema claro.

Ambas se miran unos segundos impávidas, generando una tensión algo pequeña pero notable; sé que Hillary no se la lleva bien con ella, pero le guste o no Aileen es parte de esta investigación, está en todo su derecho.

—Preparen todo, salimos ya mismo. —recojo mi celular de la mesa, voy a la salida, no quiero sentir más está tensión en el aire—. Por favor quiero que John también esté.


💋

John O'brien

He querido dormirme desde hace más de una hora, en la estación me han dado el día libre, aunque yo quisiera toda la semana. Cada vez que cierro mis ojos veo el rostro de Marcos y los abro de inmediato.

La estudiante Aileen habló conmigo en modo psicóloga, me quiso dar a entender que nada de eso ha sido mi culpa. Pero mi mente no lo sabe, o no lo acepta. Me coloco de lado en mi pequeña cama, siento mucha calor, así que  por inercia muevo mi pierna derecha, es una manía que tengo desde pequeño para poder dormir.

Mientras lo hago siento mis lágrimas salir de nuevo, yo quería ser policía, pero tal vez en mi inocencia nunca imaginé tener que pasar por esto. Solo soy un novato con un poco de suerte; suerte que lastimosamente Marcos nunca más volverá a tener.

No es tu culpa John —me dijo Aileen extendiendo un pañuelo rojo para que me limpiara mis lágrimas—. Realmente no es culpa de nadie, no eras el único oficial a cargo y además —me regaló una sonrisa, una muy linda y cálida—. Nadie pensó que ella podría hacer eso.

Tengo el pañuelo aún en mis manos, la fragancia de la colonia de Aileen huele muy bien, está bien impregnado en el pañuelo, quise devolverselo pero me hizo señas de que no. La verdad, lo necesitaba mucho; gracias a ella, me dieron el día de descanso, su análisis determinó que no podía laborar en mi estado, estoy agradecido.

Gracias al olor del pañuelo por fin siento mis ojos pesados, cargados de sueño. Sigo olfateando un poco más mientras mis párpados van cerrándose, está vez en ves del rostro de Marcos, veo la sonrisa cálida de Aileen y empiezo a quedarme dormido, cuando el sonido de mi celular me despierta nuevamente.

—¿Sí? —contesto a un número desconocido— ¿quién es?

—Soy Aileen, el detective Ned te necesita.

Me incorporé de inmediato al escuchar su nombre. Por alguna extraña razón, saber que era ella quien me llamaba le devolvió la energía a mi cuerpo.

—Nos vamos de viaje.

N/A

Hiiiii 👋

¡He vuelto!

Esta historia ha retomado su curso y espero que aún sigan aquí para ver el final. Como anuncié hace unos días subiré capítulos más seguido pero no coloco en específico un día porque realmente no sabría con seguridad. Esta es una historia que está en mi mente y en mi cuaderno desde hace rato y realmente quiero terminarla. Por favor no olviden dejar sus comentarios para saber que siguen aquí  😌

Besotes 💋💋

Realidad difusa (Completa) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora