Por esto perdí la fe en la humanidad

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14 DE OCTUBRE DE 2013. 9:20 A.M. BROOKLYN. TORRE DE DEPARTAMENTOS. 2º PISO. DEPARTAMENTO 221. (8 DÍAS DESPUÉS)

Steve despierta gracias al Sol que le da en la cara. Antes de salir de la cama nota la presencia de otra persona a su lado, ni siquiera tiene que voltear para saber que Sophia está acurrucada en la parte más lejana de su cama para evitar tocarlo en su sueño.

Las noches siguientes de la visita a Moriarty, Sophia a veces se ha escurrido a la cama del rubio cuando tiene pesadillas, al parecer la idea de quedarse en el mismo cuarto para que con solo despertar y verlo a su lado se relajara sí la ayuda. Así que Steve se ha acostumbrado a despertar y encontrarla a su lado.

Se levanta y se prepara para un día común en SHIELD, lo que generalmente significa detener algún desastre que amenace el mundo. Sale del cuarto dejando a la castaña aún dormida, por experiencia propia sabe que si Holmes se despierta y encuentra al rubio despierto a su lado entra en pánico y se encierra en su cuarto por dos horas. El hecho de necesitar de alguien aún no es bien recibido en su cerebro.

– ¡Holmes! ¡La puerta! – grita Steve 30 minutos después escuchando el timbre.

– ¡Tu abre! – grita devuelta Sophia, su voz sale amortiguada por el sonido de la regadera.

– Me estoy vistiendo – alega el soldado.

– Me estoy bañando – responde con obviedad la chica – Tu estás más presentable. Abre la puerta – ordena

Steve suspira, poniéndose rápidamente su playera sale de su cuarto para llegar a la puerta de la entrada.

Para evitar sospechas que sólo ellos vivieran en el edificio, Sophia ha comenzado a rentar el resto de los departamentos. Evadiendo los que están cerca de ellos para evitar fugas de información. Además, ella investiga a fondo a cada aplicante para asegurarse que no sean agentes enemigos antes de aceptarlos.

Así que a lo largo de la última semana algunos nuevos residentes han paseado por los departamentos ocupados para presentarse y conocer a los vecinos, por lógica el rubio espera que su visitante sea un inquilino nuevo.

Sin embargo, cuando abre la puerta encuentra a un hombre joven de traje, guapo con cabello castaño claro, ojos azules y un ramo de rosas azules. Aun con la falta de conocimiento en prácticas sociales actuales Steve sabe que esta persona definitivamente no es un nuevo vecino tratando de conocerlo.

– ¿Puedo ayudarlo? – pregunta tratando de sonar amable.

– Yo... – inicia el hombre revisando algo en su teléfono, tan desconcertado como el rubio.

En ese momento Sophia sale del baño envuelta en su bata. En su cara se encuentra una cálida sonrisa, probablemente también pensó que iba a conocer "oficialmente" a un nuevo vecino. Su mirada vacila cuando nota lo confundido que está el rubio, inmediatamente sus ojos verdes se convierten en hielo analizando al recién llegado en busca de cualquier amenaza.

– Lo siento – dice el hombre con una sonrisa arrogante – No esperaba que tuvieras compañía – sus ojos recorren el escaso vestuario de la chica para luego mirar al rubio.

Steve es hiperconsciente de lo extraño que debe parecer con el cabello aún húmedo por la ducha que tomó antes de Holmes y su ropa ligeramente desordenada por lo apresurado que tuvo que vestirse. Ve a Holmes, cubierta solo con una bata. Entiende como puede interpretarse que ambos estaban tomando una ducha juntos hasta que él tuvo que vestirse apresuradamente.

– No sabía que eras ese tipo de mujer – agrega el hombre con desdén paseando su mirada entre el rubio y la castaña.

Los ojos de Sophia se encienden en llamas verdes. Una parte del soldado quiere ver como su compañera destruye a este hombre por hacer una suposición tan errónea de ella y aparte juzgarla por ello, pero la parte prudente gana instándolo a calmar las cosas.

HOLMES [Steve Rogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora