HOLMES [Steve Rogers]

No pienses ni por un segundo que soy un ángel

03 DE ABRIL DE 2013.07:18 P.M. NUEVA YORK, EDIFICIO PERTENECIENTE A SHIELD. SÓTANO, NIVEL 2. (4 DÍAS DESPUÉS)

Los agentes se mueven rápidamente dejando pasar a un muy enojado Steve Rogers, en un día cualquiera los agentes lo mirarían con respeto, incluso ensoñación y le sonreirían. Hoy, se apartan casi con miedo, la imagen de Capitán América en traje completo, con humor de perros es bastante imponente y atemorizante para los pobres agentes.

Nadie había tomado en serio el secuestro de Warren y Jacobs, todos pensaban que era cuestión de un par de horas para que hicieran una llamada en algún lugar de Washington para recogerlos, pero ese par de horas se convirtieron en un día, luego se convirtieron en varios sin ninguna noticia. Desde el inicio Holmes intentó hacer algo, no le importaba perder el anonimato de SHIELD en un ataque directo con tal de salvarlos, pero fue rápidamente rechazada por los superiores y castigada a trabajo de escritorio por el numerito de la desestabilidad.

Sin embargo, la agente no descansó hasta que alguien le hiciera caso de sus sospechas del verdadero peligro en el que estaban Warren y Jacobs. Todos piensan que Vankova es un simple empresario, pero ella esta segura de que es parte de la mafia rusa, famosa por la horrible manera en que torturan a sus prisioneros, pero sin más prueba que las conexiones que para ella son obvias pero para el resto invisibles, nadie la tomó en serio.

Finalmente, el soldado le hizo caso, después de la pelea que casi cuesta la última misión, decidió dar un salto de fe y confiar en ella. Con algunas sugerencias de la agente, logró dar con miembros de la mafia y capturarlos sin menor problema. Bajo la sugerencia de esta llevo a los prisioneros a un edificio privado de SHIELD, evitando atenciones innecesarias de los superiores sobretodo porque no es una misión precisamente autorizada. Pensaba interrogarlos él mismo para darle buenas noticias a la gente lo más pronto posible, pero en menos de una hora le quitaron a sus prisioneros. Lo único que le pudieron decir fue que un agente de alto nivel los había solicitado y ahora se encontraban en el sótano, dónde se hacen las interrogaciones más dolorosas.

Abre una puerta guiándose por los gritos y maldiciones en ruso, pero se queda en seco cuando se da cuenta quien dirige la tortura.

– Richardson, saca al curioso – ordena Sophia Hayle sin apartar su fría mirada de los prisioneros rusos, no parece inmutada en lo más mínimo al hecho que dos de los prisioneros estén dentro de contenedores enormes de agua y que apenas se muevan. A su lado se encuentran otros 3 hombres de la mafia rusa, gritando todo tipo de obscenidades a la agente en una combinación rota de ruso e inglés.

– ¿Qué significa esto? – exclama el soldado esquivando al agente que lo trata de sacar de la habitación.

– ¿Rogers? – pregunta Sophia viéndolo por primera vez – No necesitas estar aquí, has cumplido tu parte. No es necesario que veas esto – regresa su tono frío.

– Basta – ordena el soldado al agente que mantiene a los prisioneros dentro de los contenedores de agua.

– No tienes autoridad aquí, y no deberías ver esto – le dice secamente la agente.

Al ver que los demás parecen temerosos de oponerse a Rogers, Sophia lo conduce fuera de la habitación. Se detienen justo afuera de la puerta, pero los gritos y maldiciones rusas no son una buena música de fondo para su conversación. Así que ella lo guía por los pasillos hasta que su única compañía es el silencio.

– Alto, ¿qué haces aquí? – suelta el capitán todavía recuperándose de la escena que acaba de presenciar.

– Interrogándolos – responde sin ningún remordimiento.

– Yo los capturé – frunce el ceño.

– Lo sé, y lo aprecio bastante – empieza la agente tratando de parecer amable – Pero honestamente no creí que tuvieras al estómago para esta parte –