HOLMES [Steve Rogers]

¿De Capitán a Agente o de Steve a Sophia?

17 DE ABRIL DE 2013. 8:05 A.M. ILLINOIS, CARRETERRA 55º HACIA CHICAGO. ALMACEN PERTENECIENTE A LA EMPRESA "OLIMPIA". SÓTANO.

Steve recibe el siguiente golpe al abdomen tratando de contener el gruñido que brota de su garganta. Si le hubiera hecho caso a la agente probablemente se hubiera ahorrado dolor y varias heridas, pero no podía dejar que Sophia fuera tratada como saco de boxeo mientras él sólo observaba.

Desde el momento que arrastraron a la chica para sacarla de la habitación tuvo que recordarse que había prometido seguir sus instrucciones al pie de la letra. Hizo falta cada gota de autocontrol para no ayudarla cuando uno de los guardias comenzó a enterrar sus dedos en la herida. Luego, ella gritó y una ira incontrolable llenó sus venas, tuvo que retener su cuerpo hacia la pared para no hacer algo estúpido.

Después, el idiota sacó el cuchillo, ella se encogió preparándose y al verla tan indefensa pensó en todas las veces que ella tuvo que soportar esa tortura completamente sola...

Simplemente vio rojo.

Lo siguiente de lo que fue consiente fue la cara del idiota ensangrentándose a cada segundo por un par de puños que al parecer eran suyos. Hombres intentaron apartarlo, pero una furia que no había sentido en mucho tiempo lo consumía. Por ese momento solo fue consiente que si le prestaban atención a él no lastimarían a Sophia.

Otro golpe, esta vez a la mandíbula, lo devuelve al presente. Escupe sangre y lanza un comentario sarcástico antes de que sus agresores se preparen para otra ronda de golpes.

La puerta de la habitación se abre en un estruendo, los cinco tipos que rodean al Capitán ignoran el ruido sin dejar de golpearlo. Holmes aprovecha la distracción para atacar a los dos más cercanos que caen bajo su mano antes de que alguien pueda detenerla, cuando el resto se prepara a enfrentarla es demasiado tarde. Rogers apenas puede razonar el remolino de muerte que su compañera se ha convertido, aunque en sus ojos verdes distingue la fría ira más aterradora que ha contemplado.

El último hombre cae, lo que lleva a la chica a encararse al rubio. Sus ojos se encuentran y el rubio se relaja al ver como la ira es remplazada por una preocupación embriagadora que sus propios ojos reflejan.

Ajeno a los pensamientos del rubio, algo en el interior de la chica se rompe al verlo tan lastimado por su culpa. Suelta el pedazo de tubería que ocupa como arma para quitar al soldado de sus ataduras a la pared, la única forma que encontraron sus atacantes para mantenerlo lo más quieto posible mientras lo torturaban.

– Nudillos abiertos. Laceraciones en la cara, brazos y torso. Te van a salir varios moretones, pero no pareces tener nada roto. ¿Cómo te sientes? – deduce rápidamente ayudándolo a salir de sus ataduras.

Apenas termina salir de ellas cuando sus brazos rodean a la chica en un abrazo. Sophia se paraliza un segundo, decide no decir su típico "No me gusta que me toquen" y responde el abrazo enterrando su cabeza en el pecho del soldado. No va a admitir en voz alta lo reconfortante que es tocarlo después de tantas peleas y preocupaciones.

Lentamente, el soldado se deshace del abrazo y enfoca su mirada en la agente, descubriendo que todo su pequeño cuerpo esta cubierto de sangre, no solo de la sangre seca de su herida en el abdomen, visible por su playera hecha pedazos. Su cara, brazos y ropa están cubiertas por sangre fresca que no parece provenir de ninguna de las heridas.

– La sangre, ¿estas bien? – balbucea Steve levantando la mano para tocar la cara de la chica.

– No es mi sangre – murmura evitando la mirada del soldado – Tenemos que irnos. ¿Puedes caminar? – pregunta dando la vuelta.

– Sí – responde avanzando lentamente por el dolor de los golpes.

Sophia se detiene en los guardias caídos para extraer sus pistolas y le entrega una al rubio. Sin agregar otra palabra sale con decisión de la habitación. El soldado la sigue unos segundos después, aún moviéndose aletargado por los golpes.