Wow, ahora siento celos de una gata

259 17 11
                                    

24 DE ENERO DE 2014. 04:15 P.M. UBICACIÓN DESCONOCIDA.

Michael Hayle siente desaparecer la luz con cada piso que baja. Mira con aburrimiento mientras el elevador sigue bajando, se encuentra en una guarida de su organización, aunque este es un edificio que no se ha usado en mucho tiempo, por lo que todo está cubierto por una gruesa capa de polvo y mucha oscuridad. Suerte que siempre se ha sentido más cómodo en ella.

Las puertas se abren mostrando un escuadrón completo cuidando simplemente este piso. Una precaución para evitar que la persona dentro pueda escapar o causar daños. No hay miedo de qué desconocidos aparezcan pues todo su secretismo garantiza que nadie sepa que ellos existen.

Michael camina con seguridad por los pasillos siguiendo el flujo de científicos que entra y sale de una habitación al fondo y los muchos guardias que se pueden ver dentro. Cuando entra a la sala se da cuenta que no todos los altos mandos están presentes, aunque la mayoría ni siquiera saben de la existencia del otro. Una precaución para evitar cualquier fuga de información, no te infiltras a las mejores agencias de inteligencia de todo el mundo sin saber cómo mantener secretos.

Sintiéndose especialmente orgulloso de ser parte de la corta lista que sabe lo que está pasando, camina al centro de la habitación hasta que queda a lado de un hombre mayor de traje que supervisa absolutamente todo.

– Hayle – saluda el hombre sin dedicarle una mirada.

– Secretario Pierce – responde secamente Michael.

– Veo que el descongelamiento del soldado verdaderamente saca a todos de sus escondites – dice con desdén.

– Bueno, la última vez que fue descongelado fue hace más de 5 años – se encoje de hombros con simpleza.

La mayoría de los actuales altos mandos no lo eran la última vez que el soldado hizo sus misiones, algo malo de su línea de trabajo es que la expectativa de vida no es muy larga sobretodo si no eres lo suficiente inteligente. Aunque, ahora lo único en lo que están preocupados es ver al soldado que es considerado un fantasma.

Michael mira fijamente el cilindro donde se encuentra el Soldado del Invierno todavía congelado, a través de una pequeña ventana puede ver sus eternas jóvenes facciones relajadas como si estuviera durmiendo. Tan contrastante con el resto del cuarto, el cual se encuentra en un estado frenético preparando todo. Desde las decenas de científicos calculando el proceso de descongelamiento para evitar problemas, los soldados que preparan la máquina que se llevará los recuerdos innecesarios. Además de aquellos que observan todo con las armas preparadas esperando problemas, aquellos como él, que simplemente esperan un show del legendario soldado.

Y un joven agente que repasa las palabras rusas escritas en un cuaderno rojo.

– No es tan interesante volverle a freír el cerebro para que pueda hacer todo lo que queramos. Aunque debo de decir que es una máquina bastante efectiva – dice Pierce con el desinterés de haber visto la misma escena un puñado de veces.

Sin embargo, Michael mira fascinado la máquina. Una pequeña parte de su mente se pregunta si todo este procedimiento funcionaría con su hermana pequeña, aunque sería aburrido conseguir que fuera un perfecto soldado. Hay algo divertido en la forma en que lo reta, generalmente las personas que lo retan no suelen vivir mucho así que no puede divertirse tanto como lo hace con ella y con su querido Capitán.

– Toda la situación con el Capitán y la agente Hayle... ¿está resuelta? – pregunta Pierce luego de que se alarga el silencio.

– Ambos siguieron el plan que habíamos trazado, así que no han dado ningún problema – responde Michael con tranquilidad entregándole el archivo correspondiente a ambos a su superior – Ella se encuentra en Yale y el Capitán ya ha realizado un par de misiones en Washington, pero en su mayoría se encuentra inactivo. ¿Desea que lo sigamos? –

HOLMES [Steve Rogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora