Nadie me molestaba cuando pensaban que estaba muerta.

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25 DE ABRIL DE 2003. 7:42 P.M. DEPARTAMENTO DE PSIQUIATRÍA. HOSPITAL INFANTIL DE BOSTON. 

Esperar en la sala de estar de un hospital de psiquiatría no era lo que él hubiera planeado para un sábado por la noche. Cualquier otra semana el estaría en un ostentoso restaurante de Nueva York, tomando el vino más caro y disfrutando la compañía de distinguidos miembros de la sociedad a los que se da el lujo de considerar amigos. Pero la cruel realidad lo lleva a cientos de kilómetros de distancia, en lo que se considera el mejor hospital psiquiátrico del país.

Harold Hodge es conducido a una habitación con un espejo doble cara donde ve claramente a su hija más pequeña. Comparada con sus problemáticos hermanos, Sophia nunca ha dado ningún problema, siempre brilla por ser la niña perfecta cuando él necesita que ella atrape a alguno de sus socios con una sonrisa o que lo deslumbre con su inteligencia. Incluso en su entrada a la adolescencia ese comportamiento no se modificó en lo más mínimo. Por eso cuando Sophia atacó salvajemente a una sirvienta, tomó cartas en el asunto de inmediato.

– Como decíamos, señor Hodge – lo devuelve a la realidad el médico que lleva más de tres semanas analizando el extraño comportamiento de su hija – Los resultados son inconclusos –

– ¿No es algún tipo de trastorno? – pregunta Harold recordando vagamente el articulo que leyó en una revista en la sala de espera.

– Hemos descartado Bipolaridad, entre otros. Lo más cercano es el Trastorno de Identidad Disociativa, pero no cumple todos los razgos, todo parece bien con ella – responde el médico – Tiene baja inteligencia emocional, pero  es contundente con su alto I.Q., parece relacionarse bien con sus compañeros de universidad y mantiene una relación cercana con su padrino –

– Supongo – murmura incómodo Harold, a pesar de ser su padre hay muchas cosas que desconoce de la vida de su hija.

– Una de nuestras teorías es que es la manifestación de todos sus traumas, el detonante fue su reciente secuestro – explica el médico.

– ¡Pero si la psicóloga dijo que no tendría secuelas de eso!– exclama escandalizado.

– En el momento no parecía haber nada, aparte no estamos seguros – responde el médico, tranquilizándolo – Lo que más nos llamó la atención fue que en una de las pruebas mostró completa falta de empatía y culpa –

– Es una tontería, ella es bastante dulce – dice el padre a pesar de haberlo experimentado de primera mano. No puede concebir que la dulce chica que le hace cartas a mano todos sus cumpleaños, a pesar de ir en la universidad y poder crear un robot que cantara "Feliz cumpleaños", es la misma que mira a su alrededor con una miraba tan fría que te hiela la sangre.

– Hay que considerar que su nivel de I.Q. es muy elevado, incluso para personas superdotadas. No hay muchos casos con los que compararla – explica el médico.

– Entonces, ¿Qué recomienda? – pregunta Hodge exasperado de no tener respuesta.

– Solo podemos ver como avanza hacia la adultez –

15 DE FEBRERO DE 2013. 3:35 P.M. EDIMBURGO, ESCOCIA. (10 AÑOS DESPUÉS)

La luz del sol me ciega un momento antes de que mis ojos se adapten, 6 meses en la oscuridad empiezan a pagar factura. Disfruto una pequeña inhalación de aire fresco antes de salir corriendo, el edificio que dejo atrás explota a los pocos segundos.

Empiezo a caminar tranquilamente para mezclarme con los curiosos que se han acercado a ver que sucede. Aunque mi aspecto descuidado, cabello hecho una maraña, manchas de mugre y sangre seca tanto en mi piel como en mi ropa, la cual esta bastante destrozada, además de una pequeña cojera en mi pierna derecha, dificulta mucho parecer normal. Sin embargo, no me detengo hasta llegar al callejón acordado, gruñendo por lo bajo cada pocos pasos.

HOLMES [Steve Rogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora