Creí que no te gustaba Sherlock Holmes

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05 DE JULIO DE 2013. 10:23 A.M. NUEVA YORK. TORRE STARK, PASILLOS DE LOS DORMITORIOS. PISO 19.

El Capitán Rogers se arrastra lentamente por los pasillos de la Torre. No recuerda nunca haber consumido tanto alcohol, así que ahora una poderosa jaqueca acompaña sus movimientos.

Mira con resentimiento el reloj que marca lo temprano que es. No suele dormir mucho, pero él quería pasarse el día en cama descansando. No fue necesaria la promesa de Sophia de idear como arrastrarlo a su cuarto, cerca de las 5 de la mañana logró llegar a su cama, tambaleándose y tirando varias cosas en el proceso, pero llegó. A diferencia de Tony, Clint y Joey que continúan dormidos en los sillones del penthouse.

El Capitán se levantó cuando Jarvis le avisó que había un problema que necesitaba urgentemente su ayuda en el laboratorio, dedujo que Holmes estaba detrás de ello. Así que haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad se cambió a un pants y se encaminó al laboratorio.

En la entrada de este Holmes lo espera con un café en la mano. Su cuerpo tiembla ligeramente como si hubiera consumido demasiada cafeína y mira nerviosamente a todos lados, lo que no tiene nada de raro si sabes lo paranoica que es. Con un gruñido le indica que la siga, conduciéndolo por lo que parece a un laberinto de cuartos y máquinas hasta que llegan a un cuarto alejado.

– Estuve revisando... las armas Chitauri... Tuve que desármalas... y armarlas varias veces... y digamos... que hackee SHIELD... para obtener algunos archivos – empieza Sophia luego de cerrar la puerta. Cada 3 palabras se detiene un segundo para tomar un gran sorbo de su café, mientras que su mano libre juguetea incesantemente con la cadena de su collar.

Continúa desvariando sobre lo que hizo y las propiedades de las armas ensimismada, no parece notar que el soldado apenas puede entender el 50% de lo que dice.

– ¿Cuánto tiempo dormiste? – interrumpe Steve mirando con preocupación la vestimenta de la chica.

Ella desvía su mirada. Cambió el disfraz de corista de Capitán América a un pants holgado oscuro que ahora tiene manchas de café y aceite en varios lugares. Además, se desmaquilló y puso su cabello en un moño sin el menor cuidado. Definitivamente no se parece en nada a la deslumbrante chica que le sirvió varios tragos la noche anterior.

– ¿Eh? Oh, no dormí – responde indiferente la chica.

El soldado abre mucho los ojos sorprendido y mueve la boca para regañarla. Aunque ella lo interrumpe levantando las manos.

– Tranquilo, ayer dormí hasta tarde así que lo tengo cubierto – añade restándole importancia – De todos modos, esto es mucho más importante –

– ¿Qué sucede? – se rinde Steve mirando la mesa con las armas Chitauri.

Usualmente no cedería tan fácil, sobre todo luego de la confirmación directa que ella no durmió. Pero al final de cada oración puede percibir el deje de acento británico de la chica, así que debe ser algo lo suficientemente importante para alterarla tanto.

Ella suspira pasando las manos por su despeinado cabello.

– Tenemos un enorme problema – suelta finalmente.

Con esa simple frase el soldado siente como toda la sangre se desvanece de su cara.


05 DE JULIO DE 2013. 7:31 A.M. NUEVA YORK. TORRE STARK, LABORATORIO PRIVADO, SECCIÓN PRIVADA. (3 HORAS ANTES)

Pasar la noche en vela tratando de descifrar un misterio no es mi hobbie favorito, pero es una actividad que he hecho constantemente desde la infancia. En este caso es imperativo resolver mis dudas sobre las armas mientras todos siguen dormidos o distraídos por la fiesta, para la hora de la comida ya debo tener un proyecto convincente que oculte mi verdadero propósito en el laboratorio.

HOLMES [Steve Rogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora