𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐝𝐨𝐬

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vanessa pov


Llegamos y antes de entrar a la casa, papá llamó a la grúa para sacar la camioneta chocada. Por lo que me contó el, el mismo había chocado pero al parecer tenía una falla en el motor desde antes.

Golpeamos la puerta y de allí se mostró un señor con lentes quien sonrió amablemente.

—Oh, hola Biff.— saludó y me miró.— Hola...

—Vanessa.— completé.

—Nada de hola Biff ni hola Vanessa, George Mcfly.— entró como si nada y yo no dudé e hice lo mismo algo sorprendida.

¿Mcfly? ¿Es el padre del idiota de Marty?

George cerró la puerta y se dedicó a escuchar el regaño de mi padre, mientras yo estaba apoyada en la barra.

Escuché la puerta abrirse y giré mi cabeza por curiosidad, allí estaba Mcfly, quién me miró confundido y luego dirigió la mirada hacia nuestros padres.

—No puedo creer que me prestaras la camioneta en esas condiciones. ¡Podría haberme matado! O peor, mira si a mi hija se le ocurría subirse al auto y chocaba...¡Te mataba, Mcfly!— ok esto era incómodo.

Mcfly se puso al lado mío para ver la escena.

—Escúchame Biff, nunca noté nada raro cuando manejaba el auto.— se defendió el hombre. Al decir verdad, me daba lástima...

Que tenga un hijo como Marty Mcfly.

¡Bueno! ¡Está bien hacer chistes en momentos así! No me juzguen.

—Hola hijo...— saludó y miré al castaño, éste desvió su mirada avergonzado y tiró la mochila a cualquier parte.

—¿Eres ciego, Mcfly? ¿Cómo explicas ese desastre?

—Biff, ¿acaso tu seguro puede reparar los daños?— preguntó.

—¿Mi seguro? ¡Es tu auto!— le hizo la contra mi padre.— Tu seguro debe pagar eso, ¿y quién pagará por esto?— mostró su camisa manchada y rodé mis ojos.— Derramé la cerveza al chocar.

—¿Estabas tomando cerveza?— me metí ganandome la mirada de los tres hombres.— Quizá por eso chocaste.—murmuré.

—Cierra la boca, mocosa. Están hablando los grandes.— al parecer me había escuchado, y lo peor es que me estaba regañando de esa forma delante de los Mcfly.

Suspiré.

—¿Dónde están mis informes?— volvió al tema.

—Bueno, aún no los terminé, pero como no se vencen hasta...— mi papá lo agarró de la corbata y lo acercó a el bruscamente, entonces empezó a dar golpes leves en la cabeza del pobre hombre.

—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Piensa Mcfly.— George reía nervioso.— Tengo que volver a escribirlos. ¿Sabes que pasará si los entrego escritos por tu mano? ¡Me despedirian! No quieres eso, ¿verdad?— George no respondió.— ¿Verdad?— repitió mi papá.

—Claro que no, Biff.— negó. Papá se acercó a nosotros para agarrar caramelos y miró al chico de mi lado, quien no dudó en sonreírle incómodamente.— Los terminaré esta noche y los entregaré mañana temprano.— hizo movimientos extraños.

—No tan temprano, el sábado duermo. De todos modos allí está mi hija, puede esperarte.

—Yo también duermo.— corregí rápidamente.

—Bueno...los dos dormimos. Mira tienes el zapato desatado.— señaló, George bajó la mirada y papá le hizo la típica broma que le tocaba la nariz con un ruido en su boca.

George le dió igual y rió, que poco amor propio.

—No seas tan tonto, Mcfly.— papá se acercó al refrigerador y sacó una lata de cerveza.— Que bonita casa tienen. Por cierto, ¿remolqué tú auto hasta aquí y la recompensa es solo una cerveza light?— luego se acercó a nosotros y me agarró del brazo fuertemente jalandome hacia el, solté un leve quejido.

Miré a Mcfly y éste miraba seriamente a mi padre.

—¿Qué miras, idiota?— escupió mi papá, Marty no le respondió.— Saludos a tu madre.—abrió la puerta y le di una última mirada al castaño.


[...]



—¡Tannen!— escuché la voz de Mcfly y suspiré, cerré mi casillero y lo miré.

—No hablemos del tema de ayer, ¿sí?— rogué.

—Solo quería saber como llegaste a tu casa, tu padre...

—Es un idiota, sí. Pero listo, no quiero hablarlo.— me crucé de brazos.

—¿Siempre pasa?— preguntó.

—¿Qué?

—Que te trate de esa forma...— completó.

—...Vete.— ordené.

—Tannen...

—¡Dije que te vayas!— Jennifer apareció y rodeó su brazo por la cintura del castaño.

—¿Sucede algo, cariño?— miró a su novio.

—...Nada.— se fue dándome una mirada enojada, seguro por la forma en la que lo traté.

¡Como si el no me tratara mal!

Ugh, estúpido Mcfly.

Noté las miradas de algunos alumnos y suspiré, sabía sus opiniones.

Muchas veces me decían que haría buena pareja con Mcfly, y cada vez que lo pienso, me agarra arcadas.

Ya no veo la hora de que sea las 8 pm.






𝗕𝗜𝗙𝗙'𝗦 𝗗𝗔𝗨𝗚𝗛𝗧𝗘𝗥 - 𝗺𝗮𝗿𝘁𝘆 𝗺𝗰𝗳𝗹𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora