CAP 16: "Luna llena"

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Hola mi gente bonita, espero se encuentren bien, les dejo otro cap. Gracias por leer y cuídense mucho.
Capítulo algo corto pero para compensar poquito lo que me ausente.


Me quede boquiabierta y con los ojos celestes y abiertos como platos, los demás solo me voltearon a ver mientras la tía seguía en completa calma, asustaba en un ambiente tan tenso.

S: S-Si logro lo que pienso, no. –Hice una pausa recuperando la calma y el color de mis ojos. –No se convertirá.

EP: Bien, ¿pero qué hay de ti querida? ¿Qué pasara contigo?

S: No tengo ni la más mínima idea tía.

Todos se quedaron en silencio, un silencio de velorio se los juro, era incomodo pero nadie se atrevía a hablar. Hasta que hice una mueca, mi dolor comenzaba a esparcirse por todo mi cuerpo, sentí como en mi boca ya se comenzaban a alargar los colmillos, ya debían de ser las once.

SB: ¿Todo bien lobita?

Al levantar la mirada se quedaron estáticos, sabía que parecía un fantasma, palidecieron todos, unos asustados y me imagino que otros sorprendidos.

S: Déjenme adivinar, parezco un fantasma. –Dije con cierta gracia, intentando disimular todo el dolor que sentía, sonreí dejando ver mis colmillos ya crecidos y papá casi se desmaya.

T: Los colmillos ya salieron, ¿ya son las once verdad?

EP: Si, ya son las once, por lo que veo no falta mucho para que se transformen, vayan y busquen un lugar seguro en el bosque, yo aquí los esperare. –Sentí una gran calma cuando nos dijo que nos esperaría.

S: ¿Tiene una aguja que me preste?

EP: Claro que si pequeña. –Dijo levantándose y yendo a un pequeño cuarto fuera de la cocina, al regresar me entrego la aguja.

S: Muchas gracias. –Dije mientras me levantaba, seguida de mi hermano y de los chicos; salimos de la casa y empezamos a caminar lo más lejos posible de la casa Potter.

A mitad del camino el dolor ya había llegado a mis piernas, caí soltando un pequeño quejido, mi hermano sin pensarlo dos veces me cargo y siguió caminando sin decir palabra alguna, su cabello y ojos eran una mezcla de gris y morado, daba gracias a la madre naturaleza que no nos dio el poder de sentir lo que el otro sentía, no sé si mi hermanito soportaría todo el dolor que yo experimentaba cada mes.

Llegamos a un claro en donde daría perfecto la luz de la luna, Teddy me bajo, me sentó en una roca más o menos plana y me quito los zapatos, junto con los calcetines y mi cinturón.

T: Papá, ven. –Teddy lo llamo y de inmediato ya estaba hincado a mi lado.

T: Tienes que quedarte junto a ella, si esto sale bien, podrás ver la luna llena sin aullar. –Ted me quito la aguja de la mano y pincho mi palma 5 veces, a forma de que sangrara.

R: ¿Por qué le haces eso?

Ted no contesto y le tomo la mano a papá, hizo que mi padre se sentara en la roca y pincho igual su palma. Luego me tomo la mano pinchada y la junto con la de mi padre.

T: No puedes soltarle la mano papá, no lo hagas, por más que ella sufra, no la sueltes.

Mi padre solo asintió, mientras yo seguía quejándome por el dolor que aumentaba cada vez más. No sabía dónde estaban los chicos, pero sus miradas de lastima y susto estaban sobre mí eso lo puedo asegurar. No pude mantener los ojos abiertos y los cerré por completo.

T: Tienen que convertirse a su forma de animagos. –Escuche como Ted les ordenaba a los chicos.

JP: Lo que digas Ted.

Un giratiempo, cuatro merodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora