CAP 35: "¡DESPERTASTE!"

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Hola gente, hoy les traigo algo corto, pero es que estoy tapada de tareas. Espero les guste, gracias por leer y cuídense mucho.

Teddy Lupin

(Me duele todo, tengo frío, ¿Y Sam?).

Abro los ojos y recuerdo que estamos en la casa Potter, me duelen los brazos, las piernas y la cabeza. A mi costado esta la chimenea, y veo la luz del sol entrando por la ventana, con todo el dolor de mi alma logro sentarse, me llevo la mano a la cabeza y lo que toco son ¿vendas?

(¿Pero qué rayos paso? ¿Dónde están todos?).

Veo mis manos y están guindas, me duelen para moverlas. Bajo las manos y a mi izquierda toco algo, me giro y desearía haber estado soñando, mi hermana, dormida y con vendas sobre sus ojos, sus labios azules, es cuando todos los recuerdos vuelven a mí.

(Leona...).

Recuerdos

(Ella no debería estar aquí, no debió de haber salido, este clima la va a poner mal. Ojala no tenga mucho acá afuera.)

La veo llegar en la escoba, ayuda a James a subir y este carga al señor Potter, yo solo me cuelgo de la escoba, para no cargarle más peso a la parte de atrás. Emprende el vuelo y es cuando la tormenta que Peter dijo, se comenzaba a venir, el aire corría cada vez más fuerte y más helado.

(No debiste salir leona, pero gracias, muchas gracias.)

Ella aprieta mis manos con fuerza, con la poca que le queda, eso me hace esbozar una ligera sonrisa que es correspondida, el viento es muy fuerte y nos mueve demasiado, no creo que esta vieja escoba soporte mucho.

Una ráfaga nos empuja y nos direcciona hacia una pared de la casa, detrás de mí solo se va a escuchar un golpe, pero antes de poner recibirlo, caigo de la escoba junto a James y su padre, ni recuerdo que fue lo que conjure para que ellos terminaran flotando sobre la espesa nieve, solo vi a mi hermana sonreír mientras derramaba un par de lágrimas.

(Telepáticamente: Lo siento).

Grite con el poco aliento que me quedaba en la garganta. -¡SAM!

Sin si quiera darme cuenta mis ojos se quiebran y comienzan a correr por mis mejillas cálidas lágrimas.

Y no puedo recordar más nada. Me punza la cabeza y es cuando escucho unos pasos que vienen de las escaleras. La tía Phemia viene bajando, en cuanto sube la mirada y me ve, corre hacia mí llorando, me abraza mientras solloza, un abrazo cálido para el frío que sentía.

EP: Mi niño, haz despertado, haz despertado. –Su sonrisa era tan sincera.

T: Tía, ¿Qué ha pasado?

EP: ¿Qué es lo último que recuerdas pequeño?

De nuevo esa punzada en la cabeza, solo con recordarlo. –Ver a Sam estrellarse contra la pared.

La tía se queda callada y comienza a sollozar de nuevo, quería mantenerme tranquilo pero ella no me ayudaba mucho que digamos, pero yo la sentía, la sentía viva, débil, pero sabía que estaba viva, ella es fuerte, mucho más de lo que piensan y de lo que han podido observar.

(Va a despertar, eso lo sé).

EP: Te traeré algo caliente de comer, ¿te parece?

T: Muchas gracias tía.

Tomo rumbo hacia la cocina y es cuando me atrevo a mirar debajo de la venda de Sam, de su lado izquierdo, una cortada profunda y alrededor comenzaba a verse el moretón del golpe que se dio, me sorprende que de tan fuerte golpe solo haya sido eso.

Un giratiempo, cuatro merodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora