CAP 18: "Como sus hijos"

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Hola gente, espero todos se encuentren bien, otro capítulo para ustedes (ojala les guste), creo que esta historia si va a ser un poco más larga de lo esperado, porque este es el capítulo 18 y Sam y Teddy no llevan ni una semana con los merodeadores.
En fin, cuídense mucho. Gracias por leer.
(Lamento haberme tardado en actualizar).


Al entrar a la casa vi dos caras pálidas en shock y a la vez asustadas, sus pechos subían y bajaban, estaban hiperventilados, despeinados y con el pijama arrugado, parecía que los habían sacado de la cama y sacudido. Remus y James estaban parados frente a nosotros, mi padre soltó un suspiro de alivio y comenzó a recuperar el aire, mientras James sentía que se desmayaría en cualquier momento, aun así se abalanzo contra mí a abrazarme, tarde un poco pero le correspondí.

No se cómo explicar ese abrazo, fue cálido, se sintió como los de Harry cuando llegaba del trabajo a casa, cuando James se dio cuenta que me estaba apretando, aflojo su agarre sobre mi y paso una de sus manos por mi cabello casi ni me tocaba la cabeza, mi mejilla quedo pegada a su pecho donde escuchaba como su corazón se quería salir e intentaba recuperar el aire con suspiros largos pero simplemente no lo conseguía.

Comencé a acariciar con mis manos su espalda para que se tranquilizara, ya cuando estuvo tranquilo me soltó y tomo mi rostro con sus manos, cuando vi sus ojos algo dentro de mí se quebró, estaban totalmente hechos agua, apostaría a que ya no veía nada frente a él, me dio un beso en la frente y se alejó unos pasos secándose las lágrimas que se habían escapado de sus ojos.

S: ¿Qué está pasando?

T: ¿Porque esas caras?

Papá tomo una bocanada de aire y se giró a nosotros cuando vio que James aun no podía hablar de lo afectado que estaba, ¿Qué está pasando? Esto me asusta, no los había visto así.

R: James y yo nos levantamos y quisimos ir a ver como estaban, cuando llegamos a la habitación la encontramos vacía. –Pauso como recuperando la fuerza para hablar. –Después vimos a Sam caer junto con la escoba y nos espantamos, pensamos que habías...

J: Muerto. –Interrumpió James con un sollozo terminando la frase de papá.

S: Creí que Ted les había dicho anoche, lo lamento. Después de cada luna llena Teddy me saca a pasear para que no me entuma y generalmente es cambiando de forma pero estoy muy cansada y adolorida como para cambiar de forma. Lamento que se hayan preocupado por nada.

Mi cabello se tiño de un naranja vivo, un anaranjado de atardecer, estaba apenada con los chicos, se preocuparon por nada.

J: ¿Te lastime? –Pregunto rápidamente. –Con el abrazo que te di, lo siento, es que tenía tanto miedo de que hubieras muerto y el que no viéramos a Teddy, perderlos a ambos.

Sus ojos se volvieron a cristalizar y esta vez fui yo quien lo abrace, al principio no quiso tocarme, me imagino que cuando dije que estaba adolorida creyó que me había lastimado su abrazo, después de unos segundos ya no aguanto y rompió en llanto abrazándome y dejando caer su cabeza en mi hombro, sus lágrimas caían sobre mi chaqueta y sus brazos rodeaban mi espalda, en un intento de tranquilizarlo comencé a hacerle caricias en la cabeza y en la espalda con otra de mis manos.

No sé cuánto tiempo paso hasta que James dejo de llorar y se separó de mí, sus ojos habían quedado irritados e hinchados, algunas lágrimas secas se veían por su rostro, y al fin lo vi sonreír, con esa sonrisa característica que tenía, llena de alegría e inocencia, era el más alegre de todos eso cualquiera lo podía notar, era el que siempre traía la felicidad al grupo, el que los mantenía alegres.

Me di cuenta que James nos miraba como si fuésemos sus hijos, no nos miraba como unos chicos más, tampoco como a unos amigos o como a algunos niños de los que se tendría que hacer cargo, James y Remus nos vean como a sus hijos, volvieron a mi mente esas pálidas expresiones que nos recibieron hace varios minutos, los ojos de James cristalizados, el miedo reflejado en la postura de Remus, los abrazos de James y sus lágrimas cayendo por mi hombro mientras sacaba todo el miedo que había sentido; mi cabello se empezó a teñir de una mezcla extraña sin que yo me diese cuenta, una mezcla de celeste, rosa y amarillo invadió mi cabello y mis ojos.

Un giratiempo, cuatro merodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora