CAP 34: "Yo en tu lugar"

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Hola hola, espero estén muy bien, seguimos con más capítulos desde la perspectiva de los chicos. Es un cap corto, pero estoy en evaluaciones y ando bien estresada. Espero les guste y gracias por leer. Cuídense mucho y nos vemos después.

Peter Pettigrew

Un fuerte golpe nos tomó a todos por sorpresa, Sirius corre a la puerta sin poder abrirla, corro a la ventana y la abro, vemos al señor Potter y a James flotar sobre la nieve, otro golpe se escucha en la parte superior de la pared, mientras Lunático y Canuto meten por la ventana a los Potter yo asomo la cabeza.

(Mierda, no).

No sé cómo, pero logre desde la ventana saltar unos dos metros y atrapar a Sam en el aire, terminando ambos a varios metros de la ventana y bajo la nieve. Al atraparla gire cayendo yo de espaldas y ella sobre mí.

P: Despierta, pequeña, por favor despierta. –Toco su frente y me percato que su cabeza está herida y está sangrando.

(Su piel, está muy helada, maldición, está sangrando).

Como puedo me levanto con ella en brazos, logro ver la ventana de la casa por la nieve que aplastamos el caer. Mis piernas me duelen y estoy temblando parejo, no traigo ni un abrigo, menos alguna bufanda o botas.

La tormenta había llegado, el aire cortaba y en momentos no se veía nada, si no me apresuraba, nos sepultaría la nieve.

(¿Dónde está Teddy?).

Solo vi caer a Sam, Teddy no estaba, ¿habrá sido el primer golpe que escuchamos? Si es así, que a alguien se le ocurra salir por él.

Comencé a avanzar como pude, no había manera de que la nieve no nos inundara, no tenía mi varita para hacerla levitar hasta la ventana.

Intentaba avanzar lo más rápido posible pero me era casi imposible.

-¡PETER! ¡SAM!

P: ¡POR ACÁ! ¡AQUÍ!

Alguien venia, podría ser que si los alcanzaba el camino hacia la casa fuera más fácil y mucho más rápido, después de 5 minutos intentando caminar alguien quita la nieve de mi rostro con una pala, Sirius y Remus, ambos con palas habían avanzado bastante, y como lo imagine, el camino estaba despejado y era fácil pasar.

Ambos dieron media vuelta y corrieron a la casa, yo los seguí, corría con ella en brazos, deseando que pudiera despertar e intentando no pensar lo peor.

(Resiste niña, vamos, eres fuerte, un poco más, solo un poco).

Remus ayudo a Sirius a subir, después Canuto fue por una varita, hizo levitar a Remus, después a Sam y el ultimo en entrar a la casa fui yo, después de mí, la señora Potter cerro la ventana, veo a James y a su padre sentados en un sillón temblando y con los labios morados y a Teddy tendido sobre un cobertor e inconsciente junto a la chimenea, un golpe en la cabeza de la misma manera que su hermana, la tía ya lo había atendido, ahora corría con Sam, al verla se le quebró el mundo, lloraba inconsolable y no dejaba de pedirle perdón mientras acariciaba su cabeza; Sirius la recostó junto al calor de la chimenea y junto a su hermano, las lágrimas de mi tía manchaban el abrigo de ella mientras intentaba parar el sangrado de su cabeza; Remus solo los veía sin expresión alguna pero las lágrimas solas caían por su rostro al igual que Sirius, sin quererlo yo me les uní, todos estábamos devastados y rogábamos porque tomaran calor y despertaran.

(No van a morir, o pueden morir, no).

No quería pero volví a abrir la ventana, salí y la cerré detrás de mí, tome una pala y fui a buscar la madera por donde Ted había caído, si queríamos que entraran en calor debíamos tener la leña, por suerte la encontré y logre acercar los trozos más grandes para poder meterla. Abrí un poco la ventana y por ahí fui metiendo leño por leño, después con la pala abrí por completo la ventana y volví a entrar.

Sirius estaba avivando la chimenea mientras Remus acomodaba a un lado los leños que había metido.

La tía ya había terminado de curar a ambos, ella era la más afectada, su piel estaba pálida, sus orejas, nariz y parpados estaban guindas, sus dedos y labios estaban morados por completo.

EP: También tiene las piernas y los brazos muy mal. –Dijo al verme analizarla.

P: Estuvo mucho tiempo afuera y con muy mal clima, si me imagino.

La señora Potter comenzó a negar con la cabeza y descubrió parte de una de sus piernas y parte de su brazo, sus extremidades estaban purpuras, casi negras.

(¿Por qué no soy yo el que está ahí? Debería ser yo. Pequeña, me odiaste apenas me viste y yo desconfié de ti, ahora, yo quiero ser el que este en tu lugar).

De repente salgo de mis pensamientos y siento que alguien me abraza.

R: Gracias Peter. –Sabia de lo que hablaba.

P: Tanto tu como ella hubieran hecho lo mismo por mí, aparte, se lo debo.

(Lo siento tanto, a ambos).

Un giratiempo, cuatro merodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora