CAP 31: "Una escoba vieja y una tormenta"

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Hola gente, espero todxs estén súper bien, vamos a ver qué tal queda este capítulo, es algo corto pero espero les guste. Gracias por leer y cuídense mucho.

Sirius Black

(Yo no quería ir por leña, tengo frío y quería probar el chocolate caliente que hace mi tía).

No planeaba dejar solos a mi tío y a James, era temporada de nevadas ya y si nevaba más necesitarían ayuda y más conociendo al señor Potter que iba a querer traer leña para toda la semana.

Volé en la escoba con Remus, en otra iban James y Teddy, mientras que Peter y mi tío montaban una escoba cada uno. No pensé que nos fuéramos a alejar tanto de la casa, pero si recorrimos varios kilómetros ya que, según mi tío, hay árboles viejos casi llegando al claro de detrás de la casa, el claro está a unos 7 u 8 kilómetros de la casa.

Al querer adentrarnos al bosque James perdió el equilibrio de la escoba, y esta se quebró cuando se golpeó contra un árbol, dejándolos en el aire y a punto de caer.

FP: ¡JAMES!

(Mierda).

Peter y yo apretamos el paso el logro tomar a James y Remus pudo alcanzar a sostener a Teddy, los raspones y golpes no faltaron pero al menos se salvaron de una gran caída.

Avanzamos unos metros más y nos detuvimos para revisar a los chicos que se encontraran bien.

FP: Chicos, ¿se encuentran bien? –Su preocupación era evidente.

JP: Unos cuantos raspones, pero todo bien. ¿Teddy?

T: Lo mismo, unos golpes y ya. –Vaya suerte.

FP: Si vuelvo con ustedes todos heridos, Phemia me va a matar a crucios. –No bromeaba, la tía es muy protectora con su familia.

SB: La escoba ya era vieja, por eso James no la pudo maniobrar bien. –Francamente, era un vejestorio.

P: Si, tienden a perder fácilmente el equilibrio ya cuando pasan los años.

R: Son muy inseguras, no debimos dejársela a Cornamenta específicamente. –En eso tiene razón Lunático, James es el más loco de todos nosotros y el menos sensato.

JP: Bueno ya, todo está bien, ahora apresurémonos con la leña que si hace frio.

FP: Por acá, síganme, ya no estamos lejos.

Peter y yo dejamos las escobas recargadas en un árbol y todos nos fuimos caminando hacia donde iba el señor Potter. Si caminamos mucho, la nieve ya nos llegaba a las rodillas y la temperatura disminuía a cada minuto.

(Se me congelan mis manitas, y mis piecitos).

Nunca vi cuando el tío agarro un saco con hachas, pero en una mano llevaba su escoba y en la otra cargaba el saco, un hacha para cada uno de los que íbamos.

(Le va a dar el ataque cuando sepa que yo no sé cortar madera).

Por fin llegamos al lugar donde el corta la leña, había ya árboles en el suelo únicamente para hacerlos pedacitos, menos mal, ya veía a Remus y a James intentando tirar un árbol de esos, eran enormes, tanto que se veían por sobre la nieve, pero ya se encontraban secos.

FP: Bien, tomen un hacha cada uno y comencemos por ese árbol de allí. –Señalo un enorme árbol que se veía hueco.

R: Que gran roble. –Murmuro.

JP: Alguien que vaya juntando lo que cortemos.

SB: Yo puedo hacerlo. –No desaproveche la oportunidad.

FP: Bien, la juntas por aquel lado, para cuando terminemos solo tomarla e irnos.

SB: Bien.

Y comenzó la talada de árboles, duraron muchos minutos Cornamenta y Ted cortando las ramas extendidas que algún día tuvieron hojas y fueron la copa de ese viejo roble, mientras que los demás se dedicaban a cortar los pedazos del tronco, yo iba juntando todo e incluso ramas viejas de los árboles secos que estaban alrededor.

Sin poner atención al nivel de la nieve, este incremento al doble de cuando llegamos y no se diga la temperatura, que ya era mucho menos que cuando salimos de la casa.

SB: Chicos, la nieve ha subido mucho, creo que es tiempo de irnos.

R: Sirius tiene razón, y la temperatura sigue bajando.

Veo a Peter dejar el hacha sobre un tronco y tomar la escoba, subió a lo alto de los pinos y después de unos segundos bajo con nosotros de nuevo.

(Eso solo significa problemas).

P: Se acercan unas nubes que vienen bastante cargadas, va a haber tormenta y si no nos vamos ya, aquí nos vamos a quedar congelados.

FP: Vámonos entonces.

El aire comenzaba a correr mientras recogíamos todo, cada quien cargo un poco de leña y Ted con un encantamiento cargo la mayor parte de todo lo que se había talado. Intentamos avanzar a pie para ir por las escobas pero no nos lo permitía la nieve, en 10 minutos avanzamos unos 12 metros nada más, sino es que menos.

Parte 1...

Un giratiempo, cuatro merodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora