CAP 29: "Bolitas blancas"

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Hola gente, espero todos se encuentren bien, otro capítulo más.

Ya se la saben, les agradezco por leer, espero les siga gustando la historia y cuídense mucho.

T: Esa noche nevó como nunca antes, despertó con las extremidades moradas, su nariz, orejas y parpados estaban guindas y sus labios estaban azules por completo, estaba enroscada en la cama y no podíamos despertarla. -Tomo una gran bocanada de aire. -Ginny creía que no se salvaría, tuvimos que calentarla para que pudiera despertar y duro como tres días en cama porque no podía caminar aun, le dolía todo.

EP: Por Merlín. -Susurro la tía Phemia llevándose una mano a la boca.

T: Después de esa vez no duerme sola en invierno y no duerme sin algún calentador en la habitación, Ginny y Harry temen que vuelva a pasarle algo así, y cuando dormimos juntos yo siempre detecto cuando comienza a bajar su temperatura y traigo más cobijas o acerco el calentador a su lado de la cama.

Un silencio incomodo reino en la habitación.

S: No sé lo que es jugar en la nieve o si quiera ver los copos de cerca. Pero dicen que son muy lindos y delicados.

FP: Cuentan las viejas brujas, que los copos de nieve solo caen completos sobre las almas puras, o sobre personas de muy buen corazón.

T: Sirius, te caen puras bolitas blancas ¿verdad?

Estallamos a carcajadas con lo que dijo mi hermano, claro, hasta los señores Potter sabían que los chicos no eran ningunos santos ni magos puros.

EP: Creo que no solo es a Sirius.

S: Tiene usted razón tía, son los cuatro.

Los merodeadores fingieron indignación ante nuestros comentarios.

JP: Eso es traición mamá.

SB: Traición mamá de James, traición.

Reímos como 20 minutos gracias a todo esto, y mi tristeza se fue desvaneciendo de a poco, pero no por completo, era triste que no pudiera disfrutar de los paisajes en invierno, o que mi familia se tuviera que detener de hacer ciertas actividades solo por mí, solo porque me quieren cuidar.

Era de madrugada, la temperatura bajaba cada vez más pero gracias al calor de la chimenea no se sentía, conversábamos tan tranquilamente hasta que se acabó la leña para la chimenea.

FP: Phemia, ¿ya no hay leña atrás?

EP: Te trajiste lo último hace un rato.

JP: Nosotros vamos por más padre.

SB: En un rato venimos. -Dijeron ambos levantándose.

FP: No, está muy oscuro y se pueden perder, yo voy con ustedes. -Se puso de pie deteniéndolos.

P: Bien, entonces vamos los cuatro.

R: Cinco. -Hablo mi padre sosteniendo su abrigo.

T: No crean que me voy a quedar sin hacer nada, yo igual voy. -Le di el abrigo para que se lo colocara. -Mientras unos iluminan el camino otros cortan y alguno ha de memorizar el camino.

FP: Me gusta como piensas chico. -Se dirigió a la entrada, se colocó unas botas y la tía Phemia le puso una bufanda a cada uno de los chicos.

P: Ojala no haya nevado. -Musito.

James se dispuso a abrir la puerta y efectivamente había unos 30-35 cm de nieve. Yo solo venia lo suave de la textura y los pequeños copos caer lentamente como si de plumas se tratara, uno detrás de otro incrementando el nivel de la nieve que se juntaba rápidamente.

Un giratiempo, cuatro merodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora