52. lealtad inquebrantable.

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—no vayas, Amelie. Es peligroso.— exclamó Pansy con temor. Amelie se estaba vistiendo apresurada.

—no me importa.— comenzó a poner sus botas.

No podía soportar la idea de que fuera realidad que lo golpearan. Sabía que era así, porque hasta Lucius la había golpeado a ella, y Voldemort definitivamente podía ser más cruel que su padre. No podía estar tranquila, no podía dormir. Claro que iría a defender a ciegas a Mattheo, quien siempre la cuidaba. ¿Cómo ella no haría lo mismo? Era su futuro esposo, el amor de su vida.

Correría el riesgo una y mil veces.

—pero Amelie...— bufó cuando la vio levantarse y desaparecer. Sabía exactamente dónde había hecho la aparición. Amelie apareció en la sala, dónde Voldemort estaba muy tranquilo bebiendo un té junto a Nagini. No demoro en inclinarse como muestra de respeto.

—mi lord...

—Amelie, que grata sorpresa, querida.— sonrió dejando el té en la mesita.— ¿A qué se debe tu visita?

—es que... Mattheo dijo que vendría a hablar un momento y vendría a pasar el fin de semana conmigo...

—¡Oh querida! Por ahí anda quejándose ese chico.— soltó una leve risa amarga.— solo tuve que darle una lección.

—oh... ¿Una... Lección?

—paliza.— corrigió.— debía aprender algo. En fin, está en mi despacho, por si quieres ir a ver si ya despertó.

—okey, gracias.— sin más, comenzó a correr hasta el despacho de Voldemort. Lo abrió y entro con el corazón acelerado buscando por todos lados a Mattheo, a su Mattheo. Recorrió todos los lugares como encimeras, la mesa... Y cuando noto que no siguió por el piso.

Cuando lo vio en el piso su alma se desplomó.

—ay Mattheo...— murmuró sin aire. Se acercó dejándose caer al piso para examinarlo.— carajo, carajo, carajo.— chilló nerviosa mientras examinaba los cortes en su rostro. Lo jalo hasta ella, apoyándolo en sus muslos para acariciar su rostro.

—¿A-Amelie?— cuestionó con confusión. No sabía si seguía muy aturdido o qué. Sonrió levemente descansando, de seguro era un sueño.— te ves preciosa...

—ay cariño, ¿Te sientes bien?— acaricio su cabello con cuidado. Si Mattheo hubiera estado consciente de que no era un sueño le hubiera mentido, pero seguía pensando que estaba teniendo un sueño muy bueno, ya que ella se veía hermosa.

—si... En realidad, me duele todo.— se dejó descansar con un quejido mientras aspiraba su delicioso aroma.

—ay, Merlín. Debemos irnos ya, mi amor.— sacó su varita, pero antes de decir algún hechizo o hacer un movimiento su varita salio volando de su mano. Quedó fuera de su alcance.

—¿Qué ibas a hacer, querida? No tiene permiso de marcharse.— aclaró en un tono muy distinto al que tenía cuando la recibió. Está vez su voz le congelo la sangre cortándole la respiración dos segundos. Aunque en realidad, Voldemort ya le había dado la lección a su hijo y no le importaba si se marchaba, más bien quería poner a prueba a Amelie.

—s-solo quería llevarlo a su habitación, para curarlo.— explicó. El miedo creció cuando Voldemort paso por su lado poniéndose a metros frente a ella. Apretó su abrazo para proteger a Mattheo de cualquier cosa. Estaba indefenso, aún más dormido que despierto.

—¿Con el permiso de quién? Aún no termino con él.

—¿Q-qué? No...— lo apretó con más fuerza horrorizada.— ya está demasiado herido y estoy segura que entendió la lección que usted quiso darle, mi señor.— la voz se le quebró, queriendo llorar de la impotencia al fingir respeto ante un ser que se atrevió a dañar a Mattheo.— se lo suplico, mi lord. Déjeme sanar sus heridas. Está sufriendo.

𝐌𝐢𝐚 𝐎 𝐃𝐞 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞- 𝐌𝐚𝐭𝐭𝐡𝐞𝐨 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞 [+18] «En Edición»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora