40. novios.

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Después de la pregunta, Amelie se sorprendió demasiado. Él repitió la pregunta y ella acepto.

Lo amaba, y él a ella, nada impedía una relación.

Se durmió tan feliz, Mattheo no dejo de abrazarla durante toda la noche. Amelie fue la primera en despertar, y un suspiro se le escapó sintiendo la pereza en todo su cuerpo. Unas manos se apretaron en su cintura, y esto le dió más felicidad.

Que bien se sentía despertar con él, más ahora que eran novios.

Trato de ignorar el dolor creciente entre sus piernas, y se volteó para subir sus manos por su pecho a acariciarlo sintiendo el delicioso calor que emanaba su cuerpo. Se acerco más para dejar un beso delicado en su mandíbula.

—oh... Que buen amanecer.— sonrió sin abrir los ojos.— ¿Buen amanecer?

—auch.— se quejo ante el dolor.—

—lo olvide. La poción la tengo en mi habitación.

—¿Y tu varita?— Mattheo se inclinó para tomarla y susurrar un hechizo para calmar ligeramente esto.

—¿Mejor?— acaricio su mejilla.

—mucho mejor. Mañana tengo que salir con Pansy...— se quejó en su pecho.— ¿Por qué no flojeamos todo el día? Probablemente mi padre está con resaca y Draco con Astoria.

—me encanta la idea, novia mía.— beso su mejilla.— mi novia.

—me gusta como suena.

—¿Te gusta?

—me gusta... Me gustas tú.— Susurró sobre sus labios, haciendo un roce placentero para los dos.

—¿Ah sí? A mí me encantas, eso es más que gustar... Creo que te gano.— Amelie negó.

—no, porque yo te amo, y eso es más que encantar. Te amo, así que yo gano.

—yo igual te amo, así que empatamos.

—no, porque yo lo dije primero entonces yo gano está vez.— enredo sus dedos en los rizos para jugar con su cabello.

—que tramposa eres. Yo te lo dije ayer por la noche.

—pues yo igual lo dije.

—pero yo lo dije primero.— la atrajo por su cintura.— ¿Te quieres bañar conmigo?

—no me quiero levantar.— se estiró en la cama.— no me voy a levantar.

—¿Te llevo en brazos?— Amelie asintió y Mattheo se deshizo de las sábanas en su cuerpo. Notó las marcas moradas que habían repartidas en sus caderas y cintura. Eran sus dedos, y demasiado marcados... Eso lo hizo sentir jodidamente culpable.

Ayer la había movido con mucha fuerza sobre él.

—¿Que ocurre?— preguntó al notar su rostro de preocupación.

—te lastime...— sus dedos pasaron por sus marcas y se atormentó. Quizás hasta por esto se quejo en la mañana, por lo que él causó.

—¿Por qué?— se miró a si misma y noto. El color era feo, pero en realidad no le dolía tanto.— oh no, tranquilo. No me duele.— lo abrazó y fue levantada con cuidado de la cama. Movió las piernas, en un intento de hacerlo reír, sin embargo sonrió nervioso.— ¡Tranquilízate hombre! No me duele nada amor. Así nos gusta hacerlo, a ti te gusta... A mí también, está bien.

—si, pero-

—no hay pero.— beso su mejilla mientras la dejaba en la ducha. Se paró y lo abrazo.— se me pasará a los días.

𝐌𝐢𝐚 𝐎 𝐃𝐞 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞- 𝐌𝐚𝐭𝐭𝐡𝐞𝐨 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞 [+18] «En Edición»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora