𝐌𝐢𝐚 𝐎 𝐃𝐞 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞- 𝐌𝐚𝐭𝐭𝐡𝐞𝐨 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞 [+18] «En Edición»

61. dejar el pasado atrás.

—auch...— se quejó cuando despertó varias horas después de la cena. Mattheo la abrazo.

—te traje poción... Sé que fui algo... Bruto.

—es que fue tan bueno...— cerró los ojos recordando todo lo de ayer.

"Libero sus manos y la volteo antes de bajar su ropa interior y pantalón para acercarse a ella. Quería hacerla pedir más, pero ni el aguantaba aquel juego.

—te voy a partir, mi amor. Ojala puedas tolerarlo.

—por favor...— sollozo sobre la almohada. Mattheo tomó el costado de su cadera mientras la tenía en cuatro y con la otra agarró su erección para posicionarse en su entrada y empujarse.— ¡Mmmm, si!

—¡Oh, nena!— agarró su cabello para que curvara su espalda y elevará su trasero. Gracias a esto se la clavo con más fuerza y su otra mano subió hasta su seno para apretarlo mientras ella acompañaba el movimiento de caderas.

—¡Ay si! Justo ahí... Oh.— su torso cayó a la cama mientras sus manos agarraban sus sábanas. Él sonrió gruñendo con fuerza mientras sus paredes lo apretaban aferrándose a él de una forma caliente y mojada.

—¡Más... Follame más!— suplico desesperada. Mattheo decidió que si ella lo pedía, hoy no se iba a contener.

Su mano se abrió dándole una bofetada a su trasero. Resonó por la habitación.

—mia, solo mía... ¡Eres mía!— le repitió dándole otra más.

—¡Más!— él le dió otra notando lo roja que se veía su piel, hasta su mano ardía. Jalo más fuerte su cabello notando que sus muslos estaban chorreando.— ¡Aah!

—¡Oh, mierda! Me pones tan... Loco.— llevó su mano hasta su clítoris para moverlo en círculos queriendo darle más placer, y así fue.

Las pieles de los dos estaban enrojecidas mientras sudaban y se buscaban entre si. Mattheo volvió a tomar los dos lados de su cadera sin detenerse, prolongando unos segundos más su gran orgasmo.

—¿Ves? ¿Sientes como tú cuerpo reacciona a mi? Te encanta, tanto como tú a mí...— masajeo su trasero sintiendo su abdomen cosquillear y aceleró sus movimientos antes de por fin descargar todo dentro de ella.

—ah... Aah...— sus piernas temblaban sintiendo como él llenaba su interior. Se dejó caer en la cama creyendo que había terminado todo.

Pero no, quedaban unas cuantas rondas."

—si... Increíble.— afirmó Amelie.

—más que eso. Hey, nos saltamos el almuerzo y casi es la cena, pero le dije a Lucius que estás enferma. Compré de comer.

—justo tengo mucha hambre... ¿Qué compraste?

—hamburguesa y papitas.— levantó las bolsas y suspiro.— aún no hace efecto, ¿No?

—casi, casi.

—¿Te lastime?

—no, y si lo hiciste... Me gustó.— agarró su mano y le lanzó un beso.— creo que lo deberíamos hacer más seguido.

—oh si, me gustó mucho.

—¿Si? ¿Y qué más te gusta?— preguntó mientras mordía aquella hamburguesa.

—todo, todo de ti... Cuando jalas mi cabello, cuando me abrazas con fuerza y me apretas a ti, tus gemidos. Me encanta que eres atrevida y confiada, y cuando dormimos... Eres tan cómoda para dormir, te acurrucas en mi, enredamos nuestros pies y me abrazas toda la noche y al despertar me das besitos y me aprietas con fuerza como si no nos hubiéramos visto en mucho tiempo y me extrañaras.