25. plan en marcha.

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Iban caminando, camino a decirle a los chicos sobre su romance. Amelie no alcanzo a reaccionar cuando Mattheo la aprisionó contra una pared y presionó su varita en su cuello.

—¿No me temes?

—¿Qué?

—soy el hijo de la persona más mala y temida del mundo mágico.— y aunque parecía loco, solo era una prueba para confirmar que no era como las otras chicas.

—¿Y tú eres tan malo como para temerte?— el contacto visual era potente entre los dos.

—no lo sé, ¿Que crees tú?— y al estar tan cerca lo traicionó el deseo de unir sus labios.— podría lanzar un hechizo silencioso.

—en este momento no importa lo que creo o no.— sonrió desafiante.— ¿Quieres lanzar ese hechizo? Esta bien, pero si me vas a matar... Al menos besame una última vez.

—no, solo quiero hacerte sufrir...— mintió a punto de doblegarse.

—okey, hazlo.— Mattheo bufo y guardo la varita sin aguantar más este juego de prueba. Bajo a besarla y los labios de Amelie expresaban pura confusión.

Y es que ella no entendía, ¿Acaso mattheo fue enviado para hacerle daño? No lo tenía claro, aunque si iban a dejarlo quería besarlo bien. Subió sus manos al cuello de Mattheo y lo bajo para poder besarlo con más pasión, y mordió su labio para obligarlo a abrir la boca y poder juntar sus lenguas. El chico bajo las manos a su trasero y jadeo dejándola presionada en la pared.

Amelie era astuta, y aprovecho su distracción, y la desventaja que le traía. Sus manos serpentaron hasta la entrepierna del chico, haciendo que este se retorciera en un quejido. Ella gimió intencionalmente, solo para distraerlo más. Mattheo se sentía hipnotizado. La chica masajeó su entrepierna y cuando el se retorció nuevamente quito su varita con la mano libre.

—Mattheo... ¿Me quieres hacer daño aún?— él sonrió con la típica traviesa expresión y negó.

—no fierecilla, nunca quise hacerte daño. Solo te estaba probando cariño.— beso su mejilla.— si hubiera querido hacerte algo no te hubiera dejado quitar mi varita.

—¿Q-qué?— estaba atónita, porqué no entendía como él lo noto si estaba tan distraído. Mattheo se separó.

—¿Crees que no me di cuenta? Casi no lo noto. Estoy seguro que con esa astucia puedes engañar a cualquiera.— acarició su rostro, como si ella fuera porcelana.— debo confesar que estoy curioso por ver que harás con mi varita.

—oh.— la miró en su mano.— en realidad sólo quería quitarme estos chupones.

—ya veo.— Amelie le estiró su varita con toda su confianza.— ¿Me darás la varita?

—mjm.

—¿Así nada más?— ella volvió a afirmar, pero esta vez con su cabeza.— ¿No te da miedo?

—¿Me debería dar?

—pues... No.

—entonces tómala.— Mattheo la recibió y con solo un movimiento borro cada marca de color roja y morada. Guardo su varita donde siempre y Amelie entrecerró sus ojos hacia él.— ¿Ahora ya nos vamos a ir? ¿O quieres presionar ahora una navaja contra mi cuello?

Mattheo carcajeo con fuerza y Amelie bufo comenzando a caminar mientras él la seguía.

—aja, si, muy chistoso. No entiendo cuál es tu manía de querer matarme. Es que en serio, ¿Quien carajo amenaza o prueba a la persona con la que está saliendo.

—lo siento, ¿Si?— al intentar tomar su mano ella lo apartó.— solo quería saber si confiabas en mi.— agarró su mano.— última vez, lo juro.

𝐌𝐢𝐚 𝐎 𝐃𝐞 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞- 𝐌𝐚𝐭𝐭𝐡𝐞𝐨 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞 [+18] «En Edición»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora