Capítulo 5: "Maldad"

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Pov Callie
Entre nuevamente a la sala llena de preguntas, tal vez me había pasado un poco con ella pero es que es tan estresante...

Comencé a mirar algunos papeles de la estancia hasta que la hora de mi almuerzo llegar, mi padre se acercó a mi con unos papeles y un móvil.

— Cariño, ¿Podrías hacerme un favor?

— Claro, dime- sonreí apenas

— Necesito que lleves estos papeles hasta la casa de la señorita Robbins

Mi cara se desfiguró completamente.

— Arizona?— susurre

— Si, te pasaré la dirección por teléfono, muchas gracias— sonrió y se fue

Dejé caer mi cabeza en el escritorio, estaba molesta. Debería volver a verle la cara al engendro del mal luego de nuestra pequeña discusión.

— ¿Que te sucede?— esta vez quien hablaba era Addison

— Debo llevarle su móvil y unos papeles a la idiota de Arizona— lloriquee— En estos momentos me vendría bien una soga

— Ay Calliope!— gritó regañándome — No seas infantil, ve con ella, llévale esos papeles y luego vete

Bufé molesta, tomé mis cosas y me dirigí hacía mi auto.

Conducí mientras escuchaba música y trataba de olvidar el pequeño detalle de que debería ver a esa bruja rubia. Finalmente llegué a su departamento, me bajé del coche mientras maldecía para mis adentros el hecho de tener que ser tan buena con mi padre.

Los departamentos de este lugar son realmente glamorosos, y como no, si se trataba de Arizona.

Llegué hasta el ascensor y toqué el botón del último piso, su departamento era el último. Al llegar toque la puerta y al instante vi la silueta de la rubia abriendo la puerta.

Se veía realmente mal, estaba en pijama, sus ojos estaban hinchados como si hubiera estado llorando y su nariz estaba un poco roja.

— ¿Otra vez tu? ¿Y ahora que carajo quieres Calliope?— preguntó de manera bruta

— Ahm... Olvidaste tú móvil allá y mi padre me pidió que te traiga estos papeles— conteste tímida— Creo que debes firmarlos

— Sé lo que debo hacer— hoy estaba más gruñona que cualquier otro día— Pasa, debo leerlos y luego firmarlos.

Entre despacio a su departamento, era demasiado grande, tenía una cocina de ensueño y un living precioso.

— Puedes sentarte si quieres, iré por mi lapicera

Ella se dirigió al estudio lo cuál me dió la oportunidad de ver su trasero, me caerá mal pero ciega no soy.

Su trasero se ve mejor con pijama que con el pantalón de equitación.

Calliope deja de pensar cosas impuras por dios, es el diablo!
Que no te gane un trasero!

¿Quieres beber algo?

Negué.

¿Por qué de pronto se comportaba cómo una persona decente?

Ella se sentó a mi lado y comenzó a leer los papeles, colocó un mechón de cabello detrás de su oreja.

— Deja de mirarme— reprochó sin desviar su mirada del papel

Seguí observándola en silencio, tenía curiosidad de saber porque ella había estado llorando.

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