Capítulo 35: "Nosotras"

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Pov Arizona
Tomé impulso y con fuerza le di una patada en la entrepierna. Él gritó con fuerza, creo que hasta pude ver una lágrima caer por sus ojos.

— ¡La encontramos!— gritó uno de mis hombres

Corrí hasta allí, llena de esperanza porque mi hermosa novia estuviera bien.

Al llegar la encontraron en el baúl del auto.

Este hijo de puta le había disparado y la había metido ahí.

Mi amor— corrí hasta ella, ayudándola a salir de ese lugar.

La tomé en mis brazos con fuerza, aplastándola contra mi.

Ella comenzó a llorar contra mi pecho, sin decir ni una sola palabra.

— Cariño...— susurré— Todo estará bien, te lleváremos al hospital y él irá a la cárcel.

Ya no me importaba si mi ropa quedaba llena de sangre, o si sus lágrimas empapaban mi hombro.

Estaba feliz porque por fin la había encontrado y estaba medianamente bien.

— Vamos— la tomé en brazos y comenzamos a caminar hacia la camioneta, pasando por delante de Christopher

— Fue lindo follarme a tu puta, será una experiencia que jamás olvidaremos— murmuró mientras reía

A este hombre no le importaba estar sangrando, quería más.

Solté a Calliope un momento y me acerqué a él.

— ¿Qué? ¿Vas a golpearme otra vez?

Le di un golpe más, para luego tomarlo del pelo y acercarlo a mí.

— No tienes ni idea de cuanta gente tengo comprada; jueces, abogados, policías, presos... Presos— remarqué— Le doy de comer a sus familias, así que no sabes cuan agradecidos están conmigo— susurré en su oído tomando su cabello aún más fuerte entre mis manos.

— Arizona...— susurró Webber

— Voy a hacerte la vida imposible, si hace falta compraré mil jueces para que vayas a la cárcel y luego...— reí— Te haré la vida imposible dentro de la cárcel

— Yo...

— Voy a hacerte volver loco— dije interrumpiéndolo— Porque te aseguro que nadie— hice énfasis en la última palabra— Se mete con mi familia y mucho menos con la mujer que amo... Disfruta tu estadía en la cárcel, escoria

Lo empuje de forma que quedara tendido en el piso, y volví con Calliope.

— Vamos cariño

Ella se acurrucó en mi pecho, su mano tapaba firmemente su hombro.

— Espera— dije alarmada.

Rompí parte de mi abrigo, para hacer una especie de venda. La até alrededor de su hombro para frenar la sangre.

— Gracias por salvarme— dijo entre lágrimas

Sonreí observándola.

Sentía tanto amor por esta mujer...

— Iría por ti hasta el fin del mundo— susurré

[...]

— ¿Cómo está ella Dr.?— pregunté preocupada

— Pues, pudimos sacar la bala con éxito, ahora ella debería reposar durante una semana

Asentí.

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