Capítulo 8: "Tormenta"

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Pov Callie
Luego de esa inesperada noticia Arizona tomó un taxi y se fue lo más rápido que pudo hacia el hospital, quería acompañarla pero ella simplemente no me dejó, antes de salir le presté un poco de ropa para que pudiera movilizarse tranquila.

Me quedé demasiado preocupada por ella, habíamos estado peleando y que todo esto llegara tan de repente... Le dió un golpe en seco a su vida.

Tengo tantas ganas de verla y abrazarla... Se fue realmente devastada de aquí.

En eso una llamada de mi padre entró.

— Hola papá— dije en un susurro

— Veo que te has enterado sobre lo que pasó— suspiro

— Si— suspiré tristemente— Arizona estaba aquí cuando su madre la llamó

— Vamos a ir a darles nuestro pésame, Barbara me llamó muy afectada

— Está bien, ¿Nos encontramos allí en unos minutos?

— Si, nos vemos hija— él corto y yo fui a cambiarme

Busqué ropa oscura, me puse una camiseta negra con unos jeans azules oscuros y unos tenis. Me maquillé solo un poco y me puse perfume.

Salí apurada de la casa, mi padre me envió el lugar en el que estarían enterrando al Sr. Robbins.

Al llegar estaba lleno de gente, entre la multitud pude divisar a Arizona, seguía con mi ropa puesta...
Ella se veía destruida, estaba apoyada en un árbol mientras se abrazaba a sí misma.

Me acerqué a ella lentamente para no espantarla, me coloqué a su lado y le acaricié el brazo.

— Arizona...

Ella se giró a verme con sus ojos hinchados, su nariz roja y sus labios ligeramente hinchados de tanto llorar.

Ella se tiró sobre mí para abrazarme y comenzar a llorar nuevamente. Acaricié su espalda intentando calmarla pero nada resultaba, ella estaba rota.

— Calliope...— dijo Barbara detrás de nosotras.

— Sra. Robbins, lo siento tanto— Arizona aún seguía abrazada a mí.

Ella intentó regalarme una sonrisa pero se veía su dolor.

Mi padre por fin llegó hasta donde estábamos y le dió el pésame a ambas.

— Arizona quieres que vayamos un momento a sentarnos?

Ella asintió débilmente y se dejó llevar por mí hasta unos bancos que estaban frente al río.

— ¿Te sientes un poco mejor?

Ella me miró atentamente y negó.

— Pero gracias por estar aquí Calliope— ella tomó mi mano— Realmente me hace bien en estos momentos que estes junto a mi— apoyó su cabeza sobre mi hombro sin soltar mi mano

— Tú y yo podríamos... Tal vez ser amigas, no lo crees?— intenté desviar el tema de conversación para que dejara de pensar por un momento en el dolor.

— Tal vez... Somos demasiado diferentes y tú me llevas mucho la contraría

— ¿Y qué?

— No me gusta que me lleven la contraria y menos tú, que te pones como niña pequeña— me observó y me dió una pequeña sonrisa

— Claro que no, yo no soy caprichosa

— Créeme que si, te he estado analizando

— ¿Ahora analizas a la gente? — sonreí apenas

— Solo a ti Calliope, eres algo nuevo en mi vida— dijo sin más y volvió a colocar su cabeza en mi hombro.

[...]

Había pasado un mes desde que el Sr. Robbins había muerto, el entierro había sido demasiado difícil para Arizona. Luego de eso ella se quedó a dormir nuevamente en mi departamento ya que no quería dejarla sola.

En este mes había estado yendo a su departamento para acompañarla en el duelo, ella estaba deprimida, no quería comer ni levantarse de la cama. Mucho menos cuando llegó el abogado a decirle que su padre le había dejado sus empresas siendo así la dueña de todo.

Ella no le temía a eso, se venía preparando desde joven. Simplemente no quería asumir ese puesto, ella tenía en la cabeza que era de su padre y siempre lo sería. Pero había una realidad, si ella no comenzaba a trabajar lo más rápido posible todo lo que construyó su padre en estos años se vendría abajo y quedarían en la miseria.

— Prueba el sushi, está muy delicioso— acerqué la comida a su boca

— No gracias, no tengo hambre— bajó su mirada

— Debes comer Arizona, por favor.

Ella me miró un par de segundos hasta que tomó la comida con su boca y se digno por fin a cenar.

— Calliope...— ella me observó tímida

— Si?

— Si puedes o quieres podrías quedarte esta noche... Podríamos ver alguna película y comer algo, no crees?

Le regalé una pequeña sonrisa, desde el entierro de su padre que no discutíamos. Comenzábamos a llevarnos como amigas tal vez, el pasar tanto tiempo juntas nos estaba haciendo bien, nos conocíamos en distintas facetas y eso ayudaba a la comunicación.

— Claro, ¿Qué te gustaría ver?

— Me gustan las películas románticas y ¿A ti?

— ¿Románticas?— pensé que a ella le gustaría ver películas de terror

Ella asintió.

— Pensé te gustarían películas de miedo o de acción

Ella frunció el ceño.

— Soy una persona no un monstruo! A mi también me gusta el amor y enamorarme, esas cosas

— Ah si? ¿Y tú de quién te has enamorado?— reí

Ella me observó un momento lo cuál me hizo poner muy nerviosa.

— De nadie, estoy esperando a la persona correcta— sonrió apenas

Pov Arizona
No estoy enamorada de Calliope ni nada por el estilo, solo me pone nerviosa hablar de estos temas con ella. La voz de mi subconsciente se comenzó a reír de mi.

Finalmente elegimos una película de amor sobre dos amigas. Estaba bastante entretenida hasta que por alguna razón, mi mirada fue a parar al rostro de Calliope.

Ella estaba de costado, su perfil era asombroso, me quedé analizando cada uno de sus rasgos. Me quedé apreciándola hasta que ella me miró, sentí que mis mejillas ardían.

Te pilló mirándola, tonta.

Le di una pequeña sonrisa, ella colocó su mano por encima de la mía y también me sonrió. Mi corazón comenzó a latir rápido luego de que ella hiciera eso, sentía una molestia en mi estómago. No podía despegar mis ojos de ella, Calliope tampoco tenía muchas ganas de dejar de mirarme.

Nos quedamos un buen rato así, yo me supongo que analizándonos la una a la otra, comencé a recordar como ella me había cuidado en todo lo que había pasado con mi padre.

¿Ella realmente me quería o solo era impresión mía?
Porque si, definitivamente yo a ella si la quería.

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