Capítulo 33: "Calliope"

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Pov Calliope
¿Que debería decir ahora?

El padre de Arizona fue asesinado por una banda de delincuentes que lavaban dinero y vendían drogas.

Solo me gustaría saber como es que él se metió en ese mundo, me parece algo aterrador.

— Te prometo que vamos a meter presos a quienes le hayan hecho eso a tu padre— susurré mientras acariciaba su cabello

— Quiero matarlos

— Ari... Entiendo tu postura pero eso sería una salida fácil para ellos.

— Lo sé, solo no comprendo como es que mi padre se metió en eso

— Jamás lo sabrás, lo mejor es que te enfoques en que ellos vayan a la cárcel— tomé su rostro delicadamente, para que pudiera observarme— Sobretodo porque te están amenazando

Ella asintió.

— No quiero que esto arruine nuestro almuerzo— susurró rozando sus labios con los míos

— Cariño, está bien— sonreí apenas— Tu no estás bien, podemos ir cualquier día

Ella negó.

— Quiero ir ahora— suplicó— Necesito esto... Por favor— ella acarició mis caderas, sin segundas intenciones

— ¿Estás segura?

Ella asintió.

— Pues bien— sonreí

Ella tomó mi mano delicadamente y comenzamos a caminar fuera de la oficina.

— Callie, ¿Todo bien?— preguntó Addison preocupada, observando los ojos hinchados de Arizona

— Si...— sonreí nerviosa— Solo iremos a almorzar y volvemos

Ella se calmó un poco.

— Bien, nos vemos luego

Asentí.

— Nos vemos— sonreí educadamente y salimos

Ambas subimos al coche.

— ¿A dónde iremos?— pregunté nerviosa

— Compré una lancha— dijo feliz

— ¡¿Que tu qué?!— grité feliz— ¿Vas a llevarme a andar en lancha?

Ella asintió.

Luego colocó su mano en mi muslo, acariciándolo.

— Calliope...

— ¿Si?— la observé

— Te amo— sonrió apenas

— Yo también te amo cariño, ¿Ocurre algo?— pregunté confundida

— Es solo que... Tengo un mal presentimiento

Fruncí el ceño confundida.

— Seguro solo es lo de tu padre, has quedado muy mal... Eso es todo

Ella asintió, sintiéndose reconfortada.

Pov Arizona

— Calliope— susurré sintiendo como mi cuerpo comenzaba a dejarse ir

Se sentían gritos de ella, retumbaban en mi cabeza. Charlas de hombres se sentían como vibraciones.

Hasta que mi cuerpo se dejó ir, sintiendo tan solo el dolor en mi cuerpo, que era realmente fuerte.

[...]

Abrí mis ojos con mucho esfuerzo, las luces de la habitación me cegaron al instante.

Intenté hablar pero mi boca se sentía pastosa y seca.

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