Capítulo 31: "Señorita Torres"

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Pov Calliope
La velada estaba siendo perfecta, ambas estábamos sentadas en la arena, con nuestras manos entrelazadas. Estábamos tan solo mirando el mar, disfrutando el momento.

Ella acercó su rostro hasta mi hombro, dejándolo ahí, mientras su respiración chocaba contra mi cuello.

— Me siento en paz cuando estoy contigo...— susurró— Luego de que tantas cosas me atormentaran— sonrió apenas— Tu eres como el arcoíris después de la tormenta

Sus palabras habían tocado algo dentro de mi, tal vez mi corazón o mi alma. Lo único que sabía era que quería pasar el resto de mi vida con esta mujer.

Formar una familia, comprar una casa, cuidar de nosotros como nunca nadie lo había hecho.

— Arizona, tu eres todo lo que quiero— tomé su rostro entre mis manos, depositando un dulce beso en sus labios— Vamos, ya está haciendo frío y no quiero que te enfermes

Tomé su mano para ayudarla a ponerse de pie, ambas caminamos hasta el coche, en el cual subimos.

— ¿Vamos a tu casa?— preguntó confundida

— ¿Quieres ir a mi casa?— sonreí

Ella asintió.

— Vamos a mi casa entonces— coloqué mi mano sobre su muslo, esta vez si encontraba motivos para tener segundas intenciones.

Ella me sonrió pícaramente.

[...]

— Pasa— abrí la puerta de mi departamento, dejándola entrar delante de mi

Tomé la oportunidad para, claramente, ver su lindo trasero. El cual se veía mejor con ese vestido de seda.

— Deja de observar mi trasero Calliope— rio y se giró para mirarme nuevamente

Sonreí mientras me acercaba nuevamente a ella, colocando ambas manos en su cintura.

— Me gusta tu trasero— reí

Ella se acercó un poco más a mi, rozando sus labios con los míos.

— Me gustaría que justo ahora me hicieras tuya— sonrió

— Lo haré

La tomé en brazos, comenzando a besarla desesperadamente mientras caminábamos hacia el sofá.

Ambas caímos ahí, ella debajo de mi.

Besé desde sus labios hasta el valle de sus senos, o al menos hasta donde su vestido me permitía.

— Deberías quitarte esto— susurré contra su piel mientras tomaba su vestido entre mis dedos— Me pone demasiados límites

Ella rio suavemente.

Nuevamente se puso de pie, dejándome sentada en el sofá. Ella tomó su vestido y comenzó a bajarlo lentamente, desde sus hombros, dejándolo caer a sus pies.

Mi respiración comenzó a hacerse más rápida, necesitaba a esta mujer más que a nadie.

Arizona nuevamente se acercó al sofá pero esta vez, sentándose a horcajadas en mi regazo.

Ella traía una ropa interior de encaje roja, la cual resaltaba sus atributos.

Lentamente acercó su rostro a mi oído.

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