Capítulo 3: "Orfanato"

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Pov Arizona
Calliope me había traído a una perrera de niños.
¿Con quién creía que estaba tratando?
El lugar era un asco, lleno de colores y dibujos por todos lados, era grande, si, pero horrible.

Olía a niño por todos lados.
¿Saben a que huelen los niños?
A barro y asquerosidades!
Si ella creía que esto iba a hacerme una persona diferente, realmente estaba equivocada.

— Debo ver a uno de los niños, ¿Podrías quedarte aquí?

— Si no tengo otra opción— rodeé mis ojos y me quedé de brazos cruzados en el patio del lugar

— Wow, tú eres muy linda— comentó una niña pequeña

No debe pasar si quiera los cinco años de edad, era castaña y tenía una linda sonrisa.

— Gracias— sonreí apenas

— ¿Tú qué eres de Callie?— preguntó confundida

— Soy... Una conocida— asentí— Pero ya voy a irme

— ¿Por qué?

— ¿Por qué haces tantas preguntas?— fruncí el ceño un tanto molesta

— No lo sé...- contestó tímida y se fue a jugar con unos niños un poco más grandes que ella

Los minutos pasaban y Calliope no volvía, quería irme lo más rápido de este infierno lleno de niños y gritos.

Sentí un grito de niña por lo que giré mi mirada y ahí estaba de nuevo la mocosa siendo molestada por los más grandes.

Me llené de rabia al ver esto y me acerqué con aires de superioridad.

— ¿Qué creen que están haciendo?— casi que gruño

— Nada— dijeron al unísono soltando a la niña que lloraba

— ¿Quiénes se creen que son para molestarla?

— Tranquila fiera— dijo Callie detrás de mí— Solo están jugando

La miré llena de furia.

— Deja de ser un juego cuando a ella le molesta— proteste

Ella me miró confusa.

— Ahora voy a regañarlos, tranquila!

— Tranquilízate tú— me puse a la altura de la niña— ¿Estás bien?

Ella asintió tímida.

— ¿Cómo te llamas?

— Sofia— sonrió apenas

— Lindo nombre— sonreí— ¿Por qué te molestan?

— Dicen que es la ley de—

— La vida— la interrumpí y asentí

— ¿Cómo sabes?— preguntó confundida

— Así le llamaban cuando yo era niña y molestaban a los niños— Un sabor amargo llegó a mi boca

— ¿Y tú molestabas a tus compañeros?

Negué dudando, al instante me levanté y ella se fue, suspiré.

— Mentirle a los niños está mal— dijo Calliope detrás de mi

La observé molesta.

— Yo no molestaba a nadie Calliope, jamás

Ella asintió incrédula.

Sofia volvió nuevamente con una muñeca de trapo entre sus manos.

— Toma, es la única que tengo pero quiero regalártela— me la acercó tiernamente

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