Capítulo 41: "Para siempre"

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Pov Calliope
Eran cerca de las tres de la tarde cuando el camión de la mudanza se presentó, Arizona y yo comenzamos a guardar todas sus cosas allí.

— ¿Qué pasará con los empleados de aquí?

— Pues... Doné la mansión entera, con ellos incluidos— sonrió— No te preocupes, su sueldo será pagado por mi— acarició mi brazo— Solo quiero que esos niños sean felices

La observé con admiración, esta mujer a la que había conocido hace casi más de un año, era totalmente diferente.

Antes era un ser lleno de rencor, odiaba a todos, incluyendo a los niños del orfanato.

Aún recuerdo el día en que la llevé allí, su cara de agotamiento por estar en donde no quería...

Siempre supe que ella sería una excelente persona, sobretodo cuando noté las donaciones.

— ¿Cariño?— reaccioné ante su llamado

— Lo siento, me he quedado pensando— reí

— ¿Puedo saber en qué?— sonrió

— En ti, como siempre— la atrapé entre mis brazos y la besé dulcemente

— Te amo— susurró

— Y yo a ti cariño

Ella me besó en el cuello, mientras acariciaba mi espalda.

— Debemos seguir con la mudanza— suspiré

— Tienes razón— ella me soltó y continuamos subiendo las cajas

[...]

Por fin habíamos descargado todo en casa, el departamento se había llenado de cajas de Arizona.

— Creo que tenemos demasiado trabajo aquí—frotó su frente

— Tomémonos un descanso— la abracé por detrás, dejando mi mentón sobre su hombro

— ¿Quieres té?— me preguntó mientras colocaba sus manos sobre las mías

— Quiero sexo— susurré en su oído mientras lo mordía

Ella dejó escapar un suspiro.

— Y creo que tú también— la giré en mi dirección, comencé a besarla mientras caminábamos hacia lo más cercano que tuviéramos

— Espera, debemos volver a la mansión por los niños— dijo entre jadeos

— Entonces apurémonos— reí y seguí besándola mientras la acorralaba contra la mesada de la cocina

[...]

— Te dije que llegaríamos tarde con los niños— bufó saliendo del auto

— No decías lo mismo cuando tenia mis dedos en tu...

— ¡Arizona!— gritó Sofia, interrumpiéndome mientras corriendo hacía nosotras

— ¡Princesa!— sonrió la rubia, ella la tomó en brazos y la cargó

Sofia depositó un beso en la mejilla de Arizona, se veían realmente tiernas.

Arizona había creado una linda relación con Sofia.

— ¿Para mi no hay beso?— fingí enojo

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