Capítulo 78 - Dibujos y recuerdos.

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Cuando El Durmiente terminó involuntariamente con su vida, todos sus demonios hijos comenzaron a huir despavoridos para evitar el mismo destino, dejando a su padre abandonado a su suerte dentro de la cueva con columnas de hueso negro. El espíritu del demonio encerrado en el cuerpo de Ed gastó su última reserva de poder transportando a Blaze al exterior de su mente, destinado a desaparecer del mundo, pero...

Es esa chica de nuevo –dijo Ophys con desdén, abrazada como si estuviese enroscada sobre Fredrick, entremedio de una gran multitud recién salida de la mente del demonio que Ed invocó dentro de su cuerpo para salvarlos a todos.

¡¿Hee?! –exclamó Blaze, cruzándose de brazos y desviando su mirada, cerrando sus ojos que recién comenzaban a re-acostumbrarse a la luz del sol—. Como si no supieras mi nombre...

¡Sobreviviste también! Tu plan nos liberó, a pesar de no haber funcionado completamente; ahora debes darme lo que prometiste por la ayuda que les presté –dijo Fredrick, acercándose a Blaze, dejando atrás a Ophys.

Sí, sí, lo sé... –dijo Blaze con desgano—. ¿Cuándo lo quieres?

Si te dejo ir ahora, de seguro no te veré nunca más, así que vamos de inmediato –declaró Fredrick, abrazando a Ophys y besándola apasionadamente, despidiéndose—. Espérame donde tú sabes...

Claro... –dijo Ophys, mirando con malicia a Blaze, mostrándole su lengua de ofidio—. Al menos sé que no harás nada con la enana.

No te preocupes, no me gustan los perdedores –respondió Blaze, indicándole a Fredrick que la siguiera—. Vamos, antes de que me arrepienta de todo esto.

Blaze emprendió un nuevo viaje junto a Fredrick, un inadvertido enemigo que se ganó en su explosivo y despreocupado pasado, no recordando en qué momento de su vida y la razón por la cual el hombre la odiaba tanto. No quería fraternizar demasiado con alguien que sólo la acompañaba porque le había prometido algo, pero los viajes se hacían más largos y tediosos si no se intercambiaban unas pocas palabras.

Cuando desapareciste pensé que habías muerto –dijo Blaze, caminando bajo la luz del sol del mediodía, siendo seguida por Fredrick.

Te encantaría que hubiese pasado –rezongó Fredrick—. Así podrías seguir tu vida como siempre.

Sí, como siempre –pensó Blaze, sin querer contarle como había cambiado su vida en el último tiempo—. No lo digo por eso, pensé que moriste y que nos pasaría lo mismo a todos, no me preocupo sólo de mí.

¡Ja! Haré como que te creo –respondió Fredrick, incrédulo de las palabras de su enemiga.

Blaze no quiso seguir la conversación, esperando llegar pronto a una zona poblada y pasar la noche en algún hostal o establecimiento parecido. Sólo quería descansar.

Creo que tenemos que encontrar un lugar para "pernoctar" –dijo Blaze, con la mente cansada de tanto pensar en silencio acerca de su vida—. Se está oscureciendo y no tengo ninguno de mis implementos para dormir en el exterior.

¿Y crees que cargo con algo de dinero? –preguntó Fredrick—. Gasté lo poco que tenía dentro de la mente del durmiente...

¿Me dices que te haces llamar mago y no puedes hacer un poco de dinero con tu magia? Qué inútil... –dijo Blaze para provocar a Fredrick—. Si tuviera mis poderes lo haría, pero no tengo nada, dependemos de ti.

Nos tocará pasar la noche fuera, es demasiado tarde y hay muy poca gente en la calle –dijo Fredrick, acercándose a un árbol seco para arrancarle ramas y poder iniciar una fogata para no morir de frío en la noche.

Blaze! [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora