Capítulo 97 - ¡Aquí viene un nuevo contendiente!

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Starmancer cayó sobre su trasero, viendo la espalda de alguien que creía haber visto tiempo atrás, estirando su mano para intentar agarrarlo mientras se iba cerrando el portal por el que había sido abducido, quedándose solo en quién sabe dónde.

¡BLAZE! –gritó Starmancer, sin alcanzar a ser escuchado por su amiga, quedando con el brazo estirado en el aire.

Blaze no reconocía al hombre que estaba parado al lado de ella: cabello liso hasta los hombros, rubio, brillante y potente. Una barba larga y desordenada bajo unos verdes y redondos ojos. Una musculatura marcada y medianamente voluminosa, todo cubierto y protegido de la misma manera que la muchacha estilaba: hombreras, avambrazos y grebas, mientras que en su espalda cargaba una larga espada de doble filo dentro de su correspondiente funda. Pero, a pesar de no reconocer en absoluto a quién tenía a su lado, estaba segura de su identidad, recordando la energía mágica que emanaba de él, ese hombre sin duda alguna era Echleón.

¡Eres tú! –exclamó Blaze después de plantearse las mismas palabras internamente, agarrando al hombre por su camisa negra mientras lo miraba con creciente odio desde abajo.

Cuando termine con esto arreglaremos nuestro entuerto –dijo Echleón, empujando lejos a Blaze y haciéndola caer al piso, al mismo tiempo que liberaba parte de su poder mágico, estremeciendo a la muchacha—. Hasta que eso suceda, no te entrometas en esto.

Blaze no comprendía lo que estaba pasando, intentando ponderar las energías mágicas de Chained God y de Echleón en comparación con ella misma.

Esto no es posible... El poder de Echleón es igual... ¡no! es un poco superior al de Chained God, ¿pero cómo? –pensó Blaze, intentando levantarse después de haber sido empujada, siendo estremecida por el choque de energías despedidas por los monstruos frente a ella.

Tanto tiempo sin vernos, Echleón –dijo Chained God mientras liberaba también su poder, sacudiéndose la piel seca que reposaba sobre sus huesos, moviéndose asimismo las cadenas que lo aprisionaban—. ¿Cómo está tu familia?

Echleón no respondió ante las provocaciones del demonio, lanzándose al ataque con pirotécnicos hechizos, disparando directamente sobre el cadavérico Chained God, haciéndolo retroceder con las poderosas explosiones, aunque sin lograr hacerlo caer.

Estás más fuerte que... ¿hace cien años?, ¿doscientos? Ya perdí la cuenta –dijo Chained God sin perder la calma, estremeciéndose su cuerpo después de recibir las intensas explosiones de aire lanzadas por Echleón, quién desenfundó su espada.

Astral Moon Blade –murmuró Echleón, iluminándose todo el filo de su espada con un brillante destello amarillento, blandiendo su espada para atacar directamente al demonio, quién sólo atinó a cubrirse utilizando las cadenas y los grilletes de sus brazos, produciéndose oscuras chispas por el choque de la encantada arma contra las fantasmales ataduras.

Blaze estaba desconsolada, cayendo lentamente en una profunda depresión. Si ya se sentía derrotada e impotente frente a Chained God, contra quien no tenía nada en contra, ahora se sentía entumecida, inerte, como si su corazón hubiese dejado de latir. Era imposible para ella cumplir la promesa que le hizo a Albert, ni aunque drenara hasta la última gota de su poder y el de las salamandras podría llegar a acercarse al nivel de poder que estaba demostrando su antiguo maestro.

¿Qué?, ¿por qué? –se preguntó Blaze, dejándose caer finalmente sobre el piso, perdiendo sus ganas de pelear, corriendo unas frías lágrimas sobre sus mejillas.

Blaze sentía que nuevamente se había quedado sin nada, lo único que esperaba era tener la mala suerte de recibir alguno de los ataques que estaban intercambiando los archienemigos frente a ella, quería que todo se acabase para que finalizara al fin su miserable vida. Ni siquiera intentaría esquivarlo.

Blaze! [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora