Capítulo 96 - Falso acuerdo.

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El viento arremolinado rodeaba y sacudía a Blaze y Starmancer, agachándose ambos muchachos para no ser levantados y lanzados por la violenta ventisca, debiendo cubrirse los ojos también para no recibir los millones de partículas de polvo que golpeaban sus rostros sin detenerse.

Ni siquiera el Air Barrier estaba siendo efectivo, colándose el polvo dentro del espacio libre de aire corrompido, tosiendo los muchachos por culpa de esto, cubriéndose los dos la nariz y la boca mientras aguantaban la respiración lo más que podían para no llenarse los pulmones de tierra.

Y así como comenzó la tormenta, terminó de abrupta forma, calmándose el viento, quedando el cielo despejado y con una suave brisa, llenándose el terreno vacío con una opresiva energía negativa, la cual se sentía como una espesa y viscosa capa de lodo que cubría completamente los cuerpos de los jóvenes magos, comenzando a sentirse desesperados ambos, aflorando los pensamientos más tenebrosos, sádicos y terribles en sus mentes al estar en contacto con tal cantidad de poder demoníaco.

¿Estás bien? —preguntó Blaze a Starmancer, acostumbrada a tratar con demonios y sus energías de bajo nivel, no cediendo ante las insidiosas y tóxicas palabras que revoloteaban y se entrometían contra su voluntad dentro de su mente, destapándose el rostro y sacudiéndose el polvo del cabello y del resto de su cuerpo para concentrarse en el exterior, levantándose una gran polvareda mientras tragaba saliva para aclarar su garganta llena de polvo, mirando como Starmancer luchaba para mantenerse cuerdo—. ¡Hey! Está bien, tranquilo, mírame... ¡Mírame!

No, no... ¡No! Sí, estoy bien —respondió Starmancer mientras luchaba contra su propia mente, intentando mantenerse dentro de sus cabales y totalmente despreocupado del polvo que lo cubría de la cabeza a los pies, presenciando al ser que tenían en frente, temblándole todo el cuerpo por el inmenso poder que el demonio despedía de su cuerpo.

Frente a los jóvenes se encontraba efectivamente un ser encadenado, estando atadas sus cuatro extremidades desde sus muñecas y sobre los tobillos, así como también su cuello y torso, aprisionado por unas fantasmales y levemente brillantes cadenas de color amarillo verdoso que se extendían unos metros lejos de Chained God para luego volverse completamente invisibles, como si el autoproclamado dios estuviese amarrado al aire circundante.

El rostro de Chained God era una calavera que aún conservaba algunos trozos de piel seca y oscura sobre el desgastado cráneo, como si se tratara de un casco que le cubría solamente hasta por encima de su inexistente nariz. Sus órbitas oculares estaban completamente vacías, pero aún así se sentía una mirada proveniente de aquellos profundos agujeros negros, emanando desde estas el ligero y nauseabundo gas que irritaba a los humanos frente a él. Su mandíbula estaba destrozada, colgando del lado derecho de su cara solamente la mitad del correspondiente hueso, mientras que de la parte superior de su cabeza sobresalían dos cuernos que más parecían oxidadas hojas de espadas que apuntaban hacia el frente.

El resto de su cuerpo se veía famélico, añoso, con una musculatura pobre y piel acartonada y amoratada, notándose a través de esta los delgados huesos en el interior de su cuerpo, lo que no se cumplía en los lugares donde estaba encadenado, ya que la piel y carne de esos sitios se encontraban completamente desgarradas y hechas jirones, ambas completamente secas, con los huesos descubiertos, resquebrajados y manchados, como si hubiesen impactado los grilletes que los aprisionaban en incontables ocasiones.

Blaze! [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora