Capítulo 106 - El Rey.

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Los seis usuarios de magia elemental estaban reunidos dentro de una profunda cueva enterrada bajo el suelo, contando con una sola entrada y salida desde la superficie que les permitía movilizarse desde y hacia esta por un estrecho pasadizo por el cual solo podía caminar una persona a la vez.

Dentro de la cueva no podía colarse la luz natural, iluminación que estaba a cargo del excelso maestro Hi, experto en la manipulación del fuego, quien era capaz de invocar una subespecie de las salamandras que revoloteaban volando por el espacio pétreo en el que se encontraban, como si se tratara de pequeños dragones incandescentes. Si bien el fuego que proveía de luz a los magos no producía humo, sí que necesitaban de aire fresco del exterior, lo que era manejado por el poderoso maestro Ánemos y sus obedientes sílfides, quienes mantenían en movimiento el aire para que no se ahogaran mortalmente. En caso de necesitar bebida, el calamitoso maestro Jur atraía con sus fluidas ondinas el agua más pura y deliciosa de las napas más profundas de la tierra, siendo servida y guardada por el terco y pragmático Bröck, que encargaba a sus gnomos a trabajar la tierra y extraer de esta los más finos materiales y riquezas, forjando con estos los implementos necesarios para las largas estadías dentro de la caverna. Finalmente, los hermanos gemelos, a los cuales llamaban Cástor y Pólux, no conociendo sus reales identidades, cada uno de los cuales podía reinar tanto por sobre la luz como por la oscuridad, alternándose diariamente a que elemento podían controlar.

Llevaban un par de años reuniéndose, siendo los magos más poderosos dentro de los elementos que controlaban, unas leyendas entre sus pares, habiendo participado individualmente en las más grandes batallas de los distintos reinos que emergieron y se habían hundido los últimos cincuenta años, teniendo todos gran experiencia a pesar de sus distintas edades. Esas mismas leyendas que los envolvían los llevaron a buscarse y juntarse, primero para conocerse y presumir ser los más fuertes en sus respectivas áreas, procediendo luego a estudiar y documentar sus conocimientos para que estos no se perdieran, experimentando entre ellos para intentar producir una nueva magia, una que lograra un milagro, algo que estaban seguros de que solo ellos podían lograr.

Pero algo les faltaba, sus intentos no terminaban de cuajar, de mezclarse correctamente. Querían lograr la criatura definitiva, capaz de controlar todos los elementos a la vez y mezclarlos para producir una nueva energía capaz de romper los límites establecidos, querían crear a un dios que los protegiese y batallara por ellos, uno que abogara por los intereses de la gran mayoría y no solamente por las vidas de quienes utilizaban a los demás e iniciaban guerras en beneficio propio y de unos pocos elegidos.

No se les ve mucho en acción, pero el hecho de que puedan literalmente controlar la luz y la oscuridad les permitió capturar a este chico –dijo Hi, apuntando a un hombre acurrucado sobre una gran mesa circular de piedra que emergía del suelo de la cueva al igual que otros seis relativamente rectos asientos del mismo material que rodeaban la mesa, gracias al trabajo de Bröck, quien se encontraba sentado en su silla con rostro serio, no notándose su boca detrás de su frondosa barba castaña oscura.

Sí, pero es cansado mantenerlo así, ¿podemos echarlo a dormir un momento? –preguntó Pólux, denotando que estaban trabajando sobre el hombre que estaba bajo tortura mental en ese momento, con la cabeza entre las piernas y con los ojos abiertos al máximo, intentando concentrarse en cualquier cosa para no ver lo que le mostraba su mente, tapándose infructuosamente los oídos con sus manos.

Duérmanlo –ordenó Bröck a los jóvenes gemelos de lacios y largos cabellos oscuros, no queriendo romper la mente del individuo capturado, esperando poder utilizarlo en el futuro para el plan de salvación de la humanidad que tenía el grupo de magos.

Así lo haremos –dijo Cástor, destelleando la mente del sujeto, quien cayó inconsciente sobre la mesa, dejando de protegerse la cabeza y oídos, siendo encadenado por unas amarras de roca que salieron de la mesa, amarrando sus manos y pies para que no arrancara en caso de despertar.

Blaze! [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora