Capítulo 69 - Mancers.

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Blaze desapareció frente a El Durmiente después de recibir el Sleeper's Yearning, dejando al padre de los demonios presentes contrariado, dudando sobre lo que recién había hecho.

¿Hay algo que olvidé hacer? –preguntó El Durmiente, interrogando a su hijo que trajo a Blaze ante él.

Yo... bueno... si tú lo olvidas, yo también –respondió la serpiente, rascándose la cabeza con la cola, poniéndose a pensar en qué podría ser lo que ambos habían olvidado.

Blaze fue transportada a un lugar indeterminado, apareciendo el tóxico vaho con el que la rociaron en un campo de suelo ennegrecido, rodeada por una oscuridad que permitía solamente ver unos pocos metros, hallándose sola y perdida.

Aguanté la respiración y aún así olí eso. Ya estoy aquí, ¿qué se supone que deba hacer? –se preguntó Blaze, mirando hacia todos lados, viendo unas luces que se acercaban a su posición—. ¿Qué es eso?

Las luces se agrandaron, impactando cerca de la recién llegada, produciendo explosiones en el suelo que levantaron las rocas superficiales y densas polvaredas. Blaze miró la dirección de la cual llegaron los ataques y huyó a toda velocidad hacia el lado contrario.

¡Mierda, mierda, mierda! –dijo Blaze, escondiéndose detrás de un montículo, escuchando repentinamente una voz masculina.

¡Hola, tú! –preguntó la voz escondida en la penumbra, como un bulto oscuro depositado detrás de la pequeña loma, mientras unos ojos la auscultaban desde cerca—. ¿Quién eres?

Yo... –dijo Blaze, desconcertada por los ataques y por el repentino interrogatorio, callándose al ver como el hombre sacaba una guadaña desde el lado contrario, casi golpeándola en el rostro con el largo mango del arma.

Disculpas por eso... Espera un poco... –dijo el hombre, tomando la cuchilla por su extremo puntiagudo, acercándosela a uno de sus ojos—. Ya los veo, mira esto.

La mano del hombre se elevó apuntando al oscuro cielo, donde una constelación de estrellas incrementó su brillo e iluminó los alrededores, cayendo al piso como si fueran estrellas fugaces, explotando el sitio de impacto, escuchándose unos breves gritos que se acallaron rápidamente.

No te muevas de aquí –dijo el hombre, levantándose como una veloz sombra, corriendo hacia el lugar donde atacó con las estrellas, blandiendo la guadaña en caso de encontrar resistencia de sus enemigos—. Y... no sobrevivieron. ¡Ya acabó, salgan de allá!

Blaze se levantó de su guarida, viendo como otras dos personas emergían desde otros escondites, pasando al lado de ella y acercándose al hombre de la guadaña.

Cami, Ed, ¿están bien? –preguntó el hombre, apoyando el largo mango de su arma en su hombro derecho. Su cuerpo era largo y delgado y estaba enfundado dentro de una larga capa negra, vistiendo además un gorro, una camisa de mangas largas y un pantalón, todos del mismo color—. Miren a quien encontré rato atrás, ella es...

Blaze, ¿y ustedes? –preguntó la hechicera, echando un pie atrás después de ver el ataque del hombre de negro.

¿Está bien si lo hago yo? ¿están de acuerdo? ¿sí? Bueno, ella es Camellie, la gran adivinadora de las fragantes hojas de té, capaz de decirte tu fortuna donde sea y cuando sea, mientras tenga una taza con té entre sus manos, es imbatible. Él es mi buen amigo Ed, no diré su nombre completo para no sorprenderte con su alcurnia, además de que es muy largo, pero si te diré que es lo que hace: adivina examinando las heces de los animales, ojojojo, algo inútil acá, y es por eso que le llamo... –dijo el hombre, siendo golpeado por Camellie y Ed en la cabeza, aplastándole el puntiagudo sombrero de anchísima ala, callándose y mirando hacia atrás a sus amigos—. ¿Qué? Los estaba presentando...

Blaze! [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora