Capítulo 75 - Alianzas necesarias.

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Blaze se halló nuevamente corriendo con el perro herido en sus brazos dentro de una infinita oscuridad. Su cálida y roja sangre fluía desde su herida sobre las extremidades superiores de la muchacha y en su ropa, poniéndose resbaloso su pelaje. Esto hizo que la muchacha luchase para que el animal no cayera, hasta el punto de tener que enlentecer su escape, disminuyéndose la distancia entre ellos y sus persecutores.

El monte se volvía cada vez más grande e inabordable mientras avanzaban, sintiendo como casi eran capturados por los dos magos malvados que hirieron al can, explotando repentinamente la elevada montaña con un ensordecedor estruendo. El polvo los cubrió completamente, salvándose de las grandes rocas que salieron despedidas en todas las direcciones, quedando entre los pies de los dos titanes que se enfrentaban ferozmente con un despliegue total de sus poderes mágicos.

Debo hacer algo o nos matarán como a unos insectos –pensó Blaze, acurrucándose en el piso, protegiendo al perro con su cuerpo—. Pero no puedo hacer nada sin mis poderes...

Blaze, tú puedes hacerlo, confío en ti –dijo el perro, que ahora tenía el rostro de Albert, jadeando con la lengua afuera de su boca y con los ojos llenos de brillante esperanza.

¡¿Pero qué mierda?! –gritó Blaze, reincorporándose de su cama con el corazón acelerado, despertando del extraño sueño.

La muchacha se levantó malhumorada, saliendo con su grupo a la reunión con los jefes de las otras agrupaciones de usuarios de magia que querían salir de la mente de El Durmiente, la cual fueron capaces de gestar gracias al rumor que regaron por todas partes, uniéndolos a todos con un objetivo en común.

Hoy es el maldito día –dijo Blaze a Starmancer, con el rostro lleno de enojo y unas marcadas ojeras.

¿Qué hice ahora? –preguntó el mago de largo y blanco cabello, intentando rememorar sus palabras y acciones sin encontrar que pudo haber enojado a Blaze esta vez.

Concéntrense, lo que sea que haya pasado no debe interferir en lo que vamos a hacer –dijo Camellie, colgando del brazo de Ed mientras bebía una taza de su té preferido.

Vamos –dijo Ed, balanceando a Camellie sin esfuerzo, caminando fuera de la casa.

Los lideres acordaron reunirse en un granero alejado de las ciudades contrarias a salir de la mente del demonio, organizando a un puñado de sus guerreros para que estuvieran atentos en caso de que se produjera un ataque en el momento del encuentro.

Starmancer y su grupo fueron los últimos en llegar al depósito. Provenían de una de las ciudades más lejanas al punto de encuentro, además de ser una de las localidades que no pretendía salir de dentro del demonio, viviendo rodeados de los comercios de quienes ya se habían rendido en la búsqueda del olvidado recuerdo. Los otros lideres ya estaban conversando mientras sus comitivas hacían guardia en torno a ellos.

¡Los disidentes! –exclamó Arthur, el líder de la auto-proclamada "primera ciudad", llena de los primeros magos que llegaron al interior de El Durmiente.

No tienen la culpa de querer irse de acá, no son como esos mediocres comerciantes –dijo Drupa, la líder de la ciudad de los guerreros mágicos, fortachones hombres y mujeres propietarios de armas accionadas con fuerza mágica capaces de distintas hazañas.

Predije correctamente que serían lo últimos –dijo Nazo, el líder de la población Mancia, una pequeña congregación de adivinadores—. Debieron quedarse con nosotros, Starmancer, ahora son unos traidores para su comunidad...

Blaze! [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora