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Jeongin apoyó sus manos en la cerradura de la puerta de quel enorme galpón y tras mirar por encima de su hombro, usó todas sus fuerzas para abrir el portón y dejar que una gigantesca nube de polvo y un sonido agudo llenará el ambiente, dejando en claro que no era muy común salir por ahí. Hyunjin usó su brazo para cubrir sus ojos y así poder evitar que las partículas de polvo que hicieron presencia entrarán en ellos. Jeongin sacudió con su mano el aire como si fuera tan fácil alejar la ceguera temporal.

—No reciben muchas visitas. ¿No es así? —Soltó sarcásticamente Hyunjin, tosiendo inevitablemente y alejándose para acostumbrar la vista a la oscuridad que tenía en frente.—Y no pagan los impuestos, claramente. Jeongin, este lugar apesta peor que el baño público de la estación de servicio.

El menor soltó una risa que hizo al castaño sonreír en respuesta. Jeongin negó con la cabeza, como si fuera una clara broma y luego se adentró a la oscuridad con la mayor confianza que encontró en su cuerpo. Hyunjin, claramente, se mantuvo quieto en su lugar con una ceja elevada.

—Entra, idiota.—Le gritó Jeongin desde adentro, el castaño miró sus heridas y luego el interior de la oscuridad dónde reinaba un olor impactante y una tensión llena de humedad.

—Creo que prefiero morir. —Afirmó, haciendo una mueca por el dolor en su espalda, ni siquiera podía ver a Jeongin pero sabía que estaba blanqueando los ojos.

Y en cuanto el silencio reinó el lugar, Hyunjin ya estaba por acostarse en el suelo y dormir ahí afuera si era necesario, pero Jeongin no lo pensó de igual forma y rápidamente volvió a aparecer entre la oscuridad con una determinación en su caminar que llamó la atención del castaño.

—Dije que entres. —Soltó el menor, frunciendo su ceño y tomando el brazo de Hyunjin para tironear de el y arrancarle un sonido agudo al mayor por el dolor que género ese acto.

—¡Pero no del brazo! —Lloriqueó Hyunjin entrando a la oscuridad dónde antes había estado Jeongin y viendo como la luz que entraba por la cerradura del galpón era la única iluminación del lugar.

Iluminación que solo en segundos desapareció justo cuando Jeongin cerraba el portón y todo lo que dejaba a su paso era una enorme oscuridad dónde el negro era dominante de cada esquina. Hyunjin por instinto a su poca visibilidad, sacó su arma y apuntó a la mismísima nada solo como si aquello fuera necesario.

—Mierda, baja esa cosa. No queremos matar a nadie. —Soltó una voz que hizo a Hyunjin girar su cuerpo solo para apuntar a lo que sea que había hablado, pero solo por el movimiento rápido y sin pensarlo, el castaño soltó un quejido y rápidamente se encontró a si mismo en el suelo totalmente dolido.—Jeongin, el chico acaba de caerse y juro que no fui yo.

Una débil luz hizo presencia en la habitación justo cuando Jeongin se acercaba al mayor y le inspecciona las heridas con cierta preocupación.

—Está herido hasta las cejas. Tenemos que llevarlo con Changbin rápido. —Habló el menor, tomando de un brazo a Hyunjin y pasándolo por su cuello para alzarlo con las pocas fuerzas que encontró en su cuerpo.

La luz tintineaba y el lugar no era para nada limpio. Había un par de objetos en las esquinas, tales como una escalera de metal, lámparas rotas o vidrios en el suelo. En una de las paredes había unos interruptores con los que, al parecer, Jeongin había encendido las luces. Y justo en la pared contraria a la puerta del galpón, tapada con cajas y alguna que otra enredadera torpe e incluso con varias grietas a su alrededor, descansaba una reja de tonos negros y rojizos con un pequeño cartel en la parte superior que decía "Elevator" en tonos verdes que apenas se notaban.

El chico que, Hyunjin notó, tenía cabello rubio oscuro y con claras raíces marrones crecidas, abrió la enorme reja del ascensor y Jeongin fue quien lo ayudó a meterse dentro, apoyando su débil cuerpo en la pared contraria al mismo tiempo que entraba el chico de las raíces.

In My Head - [Hyunin] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora