Los pies de Jeongin cayeron firmes en el suelo y segundos después, le siguieron los de Hyunjin. Ambos se fijaron si la habitación se mantenía igual que cuando se fueron y tras cerrar la escotilla que separaba el ducto con el laboratorio, se quitaron las máscaras con la respiración agitada y con sudor en sus frentes. Hyunjin tomó su largo cabello castaño en sus manos y lo lanzó hacía atrás tratando de calmar toda la adrenalina que recorrió su cuerpo de golpe en las últimas horas.Jeongin se asomó por la puerta del lugar y efectivamente, los dos guardias estaban en el pasillo aún, solo que completamente dormidos. Una sonrisa se escapó de sus labios mientras con su mano se limpiaba el sudor de su frente. Hyunjin tomó un pañuelo de una caja y se acercó a Jeongin con una mirada totalmente preocupada.
—Necesito que hablemos de lo que ví. —Pidió el castaño, colocándose al lado del menor y cerrando la cortina de la ventanilla de la puerta a solo centímetros del rostro de Jeongin. —Ademas, te debo una charla.
El menor se tensó en su lugar cuando Hyunjin acercó el pañuelo y lo depósito en su mano para que pudiera limpiarse el sudor y luego se daba la vuelta para sentarse en el mismo banco blanco dónde había curado las heridas del pelinegro un día atrás. Jeongin en cuanto pudo salir de su estado de shock, limpió el sudor con las mejillas rojas y se sentó en la camilla subiendo las piernas y enderezando su espalda para calmar un poco mejor su respiración.
—¿Tan grave fue? Cuando te metiste a la habitación perdí tu mente, el miedo en mí cuerpo me impidió pensar con claridad y concentrarme. —Admitió el menor, dejando en claro que el impulso del mayor había causado miles de emociones distintas en el pelinegro.
—Fue horrible. —Hyunjin mordió su labio con nerviosismo. —Estan planeando algo llamado el Proyecto Finis. Tiene que ver con todas esas cajitas que vimos en las repisas y eso no es todo.
—¿De qué hablas?
—Los están metiendo en tubos con gas. Los duermen. Joder, los controlan como si les pertenecieran. —Hyunjin pasó las manos por su rostro totalmente frustrado. Jeongin buscó su mirada entre sus dedos, quería calmarlo pero no sabía cómo. —Cuando me metí, estaban poniendo el nombre de Mínho en uno de esos horribles depósitos personales. Van a llevarlo allí mañana por la mañana.
Jeongin abrió la boca con sorpresa, dejando escapar un aire cargado de cansancio y miedo. No sabían en donde estaban exactamente y porque estaba haciendo todo eso, pero si no actuaban rápido, era probable que Mínho acabará encerrado en uno de esos tubos siendo víctima de la codicia del humano. Nada de eso debería estar pasando. Hyunjin podía oír las maldiciones en la cabeza de Jeongin y el menor podía escuchar cómo el castaño buscaba un plan en su mente dónde no salieran todos muertos.
—Quizas si bajamos por el mismo ducto y atacamos ese grupo que trasladará a Mínho mañana, podremos llevarlo a un lugar seguro hasta que salvemos a los demás. —Propuso el menor como plan, pero HyunJin negó suavemente con la cabeza.
—En cuanto vean que nos robamos a Mínho atacarán a los demás. Tiene que ser un acto rápido, algo que tome a todos de una. —El castaño levantó la mirada de las manos, apoyando su dedo índice en sus labios y mirando directo a Jeongin, quien se puso nervioso ante sus ojos.
—Y para eso debemos saber dónde están en estos momentos. —Jeongin rascó su nuca nervioso, pero solo fueron unos segundos antes de abrir los ojos con sorpresa. —Jisung vino de allí. El día que desperté en la celda el dijo que antes había abierto los ojos en una especie de laboratorio igual a este. ¿Sabes dónde puede haber más laboratorios?
Hyunjin pasó una mano por su cabello mientras que la otra la apoyaba en la camilla para mantener una postura estable mientras su cabeza funcionaba entre recuerdos y visualizaciones vagas del lugar.
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In My Head - [Hyunin] [✓]
Science Fiction[PRIMER LIBRO] - [#LaNuevaEra] Hace años la sociedad estaba dividida en tres importantes razas, pero la codicia del ser humano rompió este esquema y pronto, solo quedaban leyendas cubiertas de polvo y cuentos que ni los mismos niños eran capaces de...