In My Head - [Hyunin] [✓]

XXIII

El olor a humedad estaba presente en cada una de las esquinas y una gotera espantosamente ruidosa se manifestaba cada seis segundos contados. Jeongin abrió los ojos con sorpresa en cuanto un fuerte golpe de agua le dió justo en la costilla y se vió obligado a cubrir esa zona con sus manos, tratando de evitar un poco el dolor del impacto del líquido y el cansancio que invadía su cuerpo. En cuanto el agua se cortó, su respiración agitada se escuchó en un eco y pequeñas gotas de agua helada cayeron de su rostro.

Al alzar la vista lo primero que vió fue a uno de los miembros de la mafia ahí parado con un profundo hueco en su pecho chorreando sangre. Era el mismo hombre al que le había disparado en el atentado de hacía unas horas, su rostro inyectado en odio y dolor obligó al menor a retroceder en su celda apoyando sus manos detrás de su cuerpo y dejando reposar su espalda en el muro del fondo.

—No... Tu estabas muerto. —Aseguró el menor, asustado por la presencia tan realista de aquel hombre.—Yo te ví morir.

El hombre se acercó lentamente hacía la celda apoyando su mano en la barrera de hierro y pronunciando su nombre con enojo y casi en un grito. Jeongin tapó sus oídos con cansancio, el frío hacía presencia en su pesado cuerpo, su labio inferior temblaba y sentía que no dormía hacía semanas. Su cabeza estallaba en presiones que no podía controlar y su nombre seguía saliendo de la boca de aquel hombre antes de sentir como unas manos sacudían su hombro izquierdo al fuertemente de un lado al otro y sus ojos se abrían de golpe.

—¡Jeongin! —Fue el último grito que escuchó antes de despertar y dejar escapar un suspiro cargado de miedo.

Estaba en el mismo suelo frío que en su sueño, pero esta vez a su lado, separado por una barrera de hierro estaba Seungmin y justo en frente, Felix. Jeongin miró atónito a los dos chicos, el frío seguía presente y creía imposible distinguir un sueño de la realidad. ¿Seungmin realmente estaba ahí? ¿Dónde estaba el? ¿Ahora es cuando despierta en el búnker y lo primero que ve es a Jisung y Mínho entrenando, Chris sentado en una esquina con un libro y el especial aroma de la comida de Felix? Realmente deseaba eso con todo su ser.

Dejó escapar un aire pesado por su boca mientras se sentaba en el suelo y pequeñas gotas de agua caían desde su cabello hasta el final de su cuello. Si estaba mojado, eso no lo había soñado y realmente estaba tan desconcertado como antes, ¿No lo habían logrado? ¿Dónde estaban los demás? De cualquier forma, sea cual sea la respuesta, que Seungmin estuviera ahí era un peso menos en su espalda. Temía mucho no poder volver a verlo con vida, pero ahí estaba, vivo y respirando.
Su boca se abrió con sorpresa mientras Seungmin le sonreía con comprensión. Jeongin dejó escapar un suspiro de alivio y apoyó sus manos, a través de los barrotes, en los hombros del mayor mirándolo como si fuera un poco de luz entre tanta oscuridad.

—Estas vivo... —Suspiró Jeongin, dejando escapar una risa gastada.—Están vivos. Joder, están bien.

Jeongin se dejó caer de nuevo en el suelo, levantando la cabeza y mirando el horrible techo lleno de manchas de humedad que el tiempo se había encargado de aumentar en tamaño. Su pecho dolía y sentía un fuerte dolor en su mejilla, además, el frío había comenzado a cosquillearle las piernas, sabía que pronto, dejaría de sentirlas. Soltó un suspiro cansado, dejando ir en ese aire todas sus preocupaciones por unos segundos. Seungmin, en la otra celda, imitó su acto apoyando su espalda en la pared y mirando fijo el frente con casi la misma paz que Jeongin.

—Lo siento. —Habló el castaño, susurrando al aire.—Tuve que generarte pesadillas para que despertarás, en unos minutos van a entrar con una manguera cargada de litros y litros de agua y si no despiertas te obligan a hacerlo por las malas.

Jeongin no contestó, tener a Seungmin ahí vivo era todo lo que había estado rondando su cabeza esas últimas horas. Bueno, eso y encontrar a Hyunjin para también conseguir respuestas, pero la segunda era un trabajo que ya no estaba seguro de conseguir. De hecho, la última vez que lo vió, fue dejando su orgullo a un lado mientras se debilitaba por el humo Aeris.